Predicador dominico actualmente sirviendo como rector del Santuario Nacional San Martín de Porres en Cataño, Puerto Rico. Se ofrecen estas homilías para ayudar tanto a los predicadores como a los fieles en las bancas entender y apreciar las lecturas bíblicas de la misa dominical. Son obras del Padre Carmelo y no reflejan necesariamente las interpretaciones de cualquier otro miembro de la Iglesia católica o la Orden de Predicadores (los dominicos).
El domingo, 30 de diciembre de 2013
LA SAGRADA
FAMILIA
(Samuel
1:20-22.24-28; I Juan 3:1-2.21-24; Lucas 2:41-52)
Sí, María y José
saben que Jesús es diferente. Los
ángeles les han dicho que él es el hijo de Dios. Querían decir que Jesús va a sentarse en el
trono de David. Pero ¿cómo sus padres pueden
darse cuenta que este futuro incluirá vivir como soltero y ser crucificado como
criminal? A lo mejor piensan, como
muchos padres hoy en día esperan por sus hijos, que Jesús será no sólo justo,
sino poderoso, rico y padre de muchos hijos.
Por todo esto, la
pareja se angustia cuando Jesús no asoma en la caravana. Sin duda dicen dentro
de sus corazones algo como, “Alguna cosa mala ha pasado a nuestro hijo”. Hoy día se llamaría a las autoridades para que
se ponga un mensaje en las carteleras de carretera: “Niño de doce años posiblemente
secuestrado; altura y peso de promedio; llama la policía estatal si tiene
información de sus paraderos”. Pero los
padres de Jesús no pueden hacer más que apurarse atrás a Jerusalén para averiguar
dónde esté su niño.
Realmente no debe
ser problema encontrar a Jesús. Estará
en el templo aprendiendo de los doctores de la ley. Cuando su madre lo reprocha por no haberles
informado a ella y José de sus intenciones, el responde que deberían haber
sabido. Pues, ¿no es él el Hijo de Dios?
Y ¿no debería estar en la casa de su Padre ocupándose con los asuntos de su
Padre? También nosotros somos, en un
sentido verdadero, hijos e hijas de Dios y tenemos que ocuparnos de las cosas
de Dios Padre.
Ya estamos para
entrar en un nuevo año que el papa Benedicto ha declarado el “Año de la Fe”. ¿Qué serán las cosas de Dios para nosotros en
2013? De una manera esto depende de
nuestra edad. Los niños, que están
aprendiendo los principios de la fe, tienen que conocer a Dios como el Padre
que les ama tanto. Tienen que apreciar
cómo Dios no quiere que caigan – ni de un árbol de modo que hieran sus cuerpos
ni en pecado de modo que lastimen sus almas.
Los jóvenes tienen que profundizarse en la doctrina para apreciar cómo
la fe responde a sus inquietudes. Se
darán cuenta de que se graba en la conciencia de todas personas el sentido de
bueno y malo -- un hecho que señala a Dios como autor de la moral. Entonces tienen que compartir el planteamiento
de la fe con sus compañeros.
Los adultos maduros,
que van a ser reconocidos como padres, maestros, profesionales, o autoridades
en otro campo de la vida, tienen que renovar su relación con el Señor
Jesús. Pueden hacerlo por un retiro, cursillo,
o los encuentros de su comunidad pequeña.
Con la renovación ellos pueden alentar la fe de sus asociados que se han
vuelto tibios en la práctica de la religión. Finalmente, los mayores tienen que
modelar la integridad en la fe hasta lo último.
También sus rezos por todos aportarán el dinamismo de la fe desde la
niñez hasta la ancianidad.
El evangelio hoy
termina por decir que Jesús sigue creciendo en saber, en estatura, y en favor
de Dios. Que sea la meta de todos
nosotros durante este “Año de la Fe”.
Que procuremos crecer en saber la doctrina, en tener la estatura que
viene de compartir la fe con otras personas, y en recibir el favor de Dios que
resulta. Que procuremos crecer en la fe durante el año 2013.
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