El domingo, 26 de marzo de 2023

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

(Ezequiel 37:12-14; Romanos 8:8-11; Juan 11:1-45)

Nos estamos acercando la Pascua, el corazón del misterio de Cristo.  Las lecturas de la misa hoy tratan de la muerte y la resurrección.  Vale la pena reflexionar en ellas bien para que comprendamos el significado de los estos mismos eventos en la vida de Cristo durante la Semana Santa.

El profeta Ezequiel nos lleva al valle de los muertos.  Dice que Dios va a hacer al pueblo creer en Él por abrir sus tumbas.  Ezequiel mismo entiende estas palabras como profecía de que va a renovarse el pueblo Israel.  La capital Jerusalén ha sido arrasada por el ejército babilonio.  Sus palacios fueron derrumbados y sus fortalezas derribadas.  Ahora Dios anuncia que Jerusalén tendrá un futuro.  Él mismo la reconstruirá de los escombros.

Estamos tentados a interpretar a Ezequiel por decir que Dios prometa la resurrección de los muertos.  Pero las gentes del sexto y quinto siglos antes de Cristo no pensaban así.  Eran personas con espíritu colectivo, no individualista.  Que Jerusalén sería grande de nuevo era lo importante, no la vida de cualquier hombre o mujer.

Se realiza la mayor consciencia de la vida después de la muerte unos siglos después.  Por el tiempo de Jesús Israel fue dividido acerca de la cuestión.  Unos esperaban la vida después de la muerte y otros no.  En la lectura hoy Jesús entra el debate.  Quiere enseñar no solo que la resurrección es la voluntad de Dios sino también que sea dentro de la posibilidad de todos.  Para recalcar esta lección va a resucitar a su amigo de entre los muertos. Ésta es la razón que espera hasta que sea seguro que Lázaro es muerto antes de visitar su hogar. 

Cuando finalmente Jesús llega a la casa de Lázaro, Marta, la hermana del fallecido, se lo acoge Marta.  Como la conocemos del Evangelio de Lucas, Marta no es persona tímida.  Le dice a Jesús francamente: “’…si hubieras aquí, mi hermano no habría muerto…’”  Jesús debe explicarle que él es la resurrección y la vida de modo que la persona que crea en él aun si muere físicamente, vive espiritualmente.  Marta dice que cree que Jesús es el Mesías e hijo de Dios, aunque no parece consciente de lo que signifiquen estos títulos.

Muchos hoy en día viven con las dudas de Marta.  Dicen que creen en Jesucristo como Salvador, pero su seguimiento de él es anémico.  No quieren hablar con los demás de Jesús.  Vienen a misa solo cuando no sea inconveniente.  Tal vez no hablen con palabrotas, pero parece que les gustan los chismes y los chistes sucios.   Ésta es solo la fe a medias.

Por la tumba de Lázaro Jesús hace tres cosas significantes antes de llamarlo afuera.  Primero, llora porque es un hombre que simpatiza con los demás. Segundo, se conmueve con la ira.  Esto no es muestra de aflicción sino de disgusto profundo.  Porque está cerca el príncipe de la muerte, Jesús le muestra desdén.  Tercero, reza a Dios Padre.  Este no es simplemente un gesto para suscitar la fe de la gente sino una petición que se haga la voluntad de Dios en favor de la vida. 

Entonces lleno de la tristeza de los afligidos, ira al diablo, y confianza en su Padre, Jesús grita a Lázaro que salga.  Se ve el hombre emergiendo de la tumba envuelto en vendas porque esta resurrección solo es temporánea.  Cuando otra vez muera, Lázaro se le vestirá de vendas de nuevo.  Será al contrario con Jesús.  Cuando se resucita de entre los muertos, las vendas se quedarán en el sepulcro porque vivirá para siempre.  Si creemos en él, nunca moriremos espiritualmente.  Si lo seguimos fielmente, resucitarán nuestros cuerpos con lo suyo para siempre.

El domingo, 19 de marzo de 2023

 CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

(Samuel 16:1-6.10-13; Efesios 5:8-14; Juan 9:1-41)

Si vas a Florencia, querrás ver la imagen de David por Miguel Ángelo.  Es, tal vez, la obra de arte más celebrada en esa ciudad de bella arte.  Al mirar su magnificencia, preguntas por qué los estudiantes de la Biblia, incluyendo a Miguel Ángel, han considerado a David tal grande figura.  ¿No cometió adulterio y arregló la muerte del esposo de su amante?  Sí, es cierto; David era gran pecador.  Pero también era guerrillero valiente que conquistó muchas tierras por Israel.  Esto no es la única ni la mayor razón para grabar en mármol su figura. David también era persona de gran fe.  Desde juventud el corazón de David perteneció a Dios.  Nunca dejó el culto a Dios para adorar a otros dioses.  Más bien en varias ocasiones demostró la profundidad de su fe.  El evangelio hoy traza la trayectoria de la fe de otro personaje bíblico, el hombre nacido ciego.

Primero, debemos preguntar: ¿qué es la fe?  ¿Es simplemente la creencia en la existencia de la vida espiritual más allá que ven nuestros ojos?  Esto no es suficiente porque la fe exige adhesión a uno de los varios espíritus en las Escrituras.  ¿Es la fe entonces el empeño de hacer todo lo que pueda por otras personas?  Esto suena más como el amor que brota de la fe verdadera.  La fe, al menos para nosotros cristianos, es confianza en Dios como creador y salvador.  Además, la fe ve a Jesucristo como “luz del mundo”; eso es, el medio a través de que se revela el amor de Dios. 

El hombre nacido ciego no nace con la fe; la adquiere gradualmente.  Su primer paso a la fe es reconocer a Jesús como su bienhechor.  Vivía en las tinieblas de la ceguera cuando Jesús le cubrió los ojos con lodo y lo mandó a la piscina para lavarse.  Ahora da testimonio a los fariseos que Jesús fue responsable para su vista.  Él es como otras personas que mueven hacia la creencia en Dios cuando encuentran a un santo o santa.

La fe del hombre hace un paso adelante cuando reconoce a Jesús como profeta.  Al reflexionar en su recibimiento de la vista, el hombre intuye que Jesús fue llamado por Dios. Muchos en el mundo hoy ven a Jesús como profeta.  Lo respetan como otro Lincoln, Gandhi o Martin Luther King.  Sin embargo, no sienten la necesidad de someterse a un profeta con mente y corazón como es necesario a Dios.  Por supuesto, a los fariseos Jesús no es un profeta; más bien es “un pecador”.  Por eso, echan fuera de la sinagoga al que ha venido a ver con más claridad que nunca.

Ahora el hombre nacido ciego alcanza la vista plena.  Cuando Jesús se identifica como el Hijo del hombre, eso es, él a quien Dios le ha dado dominio sobre el mundo, lo adora.  La fe reconoce en Jesús él que merece la confianza completa porque viene a salvar al mundo de pecado y muerte.  El evangelio hábilmente muestra esta venida a la fe por yuxtaponerla con la pérdida de fe de parte de los fariseos.  El hombre nacido en las tinieblas físicas ahora ve espiritualmente veinte-veinte porque ha puesto fe en Jesucristo.  Entretanto los fariseos, que tenían la vista física al nacimiento, ya andan por las tinieblas espirituales porque no creen en Jesús. 

Cuando hablamos de la fe en Jesús como luz del mundo, deberíamos tener en mente una lumbrera fuerte e intensa.  Como el láser, él nos cura de nuestros defectos morales.  Como un faro, él nos guía alrededor rocas y vórtices de la vida a la salvación.  Como el sol, él nos provee la vida; eso es, la vida eterna. 

 

PARA LA REFLEXIÓN: Describe tu viaje de fe.  ¿Cómo has llegado a la fe en Dios como salvador y en Jesús como el que reveló el amor de Dios Padre al mundo?

El domingo, 12 de marzo de 2023

 EL TERCER DOMINGO DE CUARESMA

(Éxodo 17:3-7; Romanos 5:1-2.5-8; Juan 4:5-42)

Según un himno, “Todos tenemos miedos secretos que enfrentar; nuestras mentes y motivos para enmendar...”  Sin embargo, no siempre queremos soltar nuestros pecados.  Posiblemente los consideremos como si no fueran de importancia, o los ocultemos de modo que otras personas no nos desprecien.  En el evangelio encontramos a una persona que lleva una carga onerosa de pecado.  Afortunadamente Jesús está allí para aliviársela.

La samaritana no parece estresada cuando llega al pozo de Jacob al mediodía.  Pero se puede preguntar por qué viene sola en la parte del día más caliente.  ¿Por qué no viene con las otras mujeres en una hora más cómoda?  Jesús va a revelar la razón en la conversación que está para comenzar.  Ella ha tenido a cinco maridos y ahora vive con hombre con quien no está casada.  Es excluida de la compañía de otras mujeres por su vida desordenada.  Además, el trabajo duro de llevar agua y su conciencia sobre agobiada con culpa aumentan la dureza de su vida.

No obstante, Jesús no le juzga.  Más bien, inicia conversación con ella.  Hablan de algo que tienen en común: el agua.  Le pide a la mujer agua del pozo.  Cuando ella responde con sorpresa, Jesús le ofrece “agua viva”.  Supuestamente “agua viva” es el agua fresca que mana de una manantial.  Pero Jesús tiene en menta algo más.  Al decir “agua viva”, él quiere decir la gracia renovadora del Espíritu Santo que renueva a la persona.  Es como una carga a un batería descargado.  Le proporciona la oportunidad de mover de su condición de pecado a la libertad de hija de Dios.

Jesús nos extiende a todos nosotros la misma oportunidad.  Por el evangelio llamándonos desde afuera y el Espíritu Santo moviéndonos desde adentro, Jesús nos ofrece la liberación del pecado.  Sus palabras nos despiertan de la complacencia.  En el evangelio sus palabras recuerdan a la samaritana del desorden de su situación matrimonial.  En un cine famoso la advertencia de Jesús que no vale el mundo entero la pérdida del alma sacude la conciencia de un traidor.  Con igual insistencia el Espíritu nos urge acudir la confesión donde se nos quitan los pecados como las tinieblas con los primeros rayos de la luz. 

Pero muchas veces nuestros vicios nos adhieren como chupasangres. Sabemos que deberíamos hacer cambios, pero algo dentro nosotros los resisten.  Digamos a nosotros mismos que el misericordioso Dios perdonará nuestros pecados. O posiblemente nos convenzamos de que los pecados sean tan plasmados que no sea posible arrancarlos.  En la primera lectura los israelitas resisten poner confianza en el Señor.  Dicen que estuvieran haciendo mejor en Egipto con abastos del agua que vagando sedientos en el desierto.  La samaritana quiere cambiar el tema cuando Jesús menciona su pasado sórdido.  Prefiere discutir las diferencias teológicas entre judíos y los samaritanos que examinar su vida con el mejor de consejeros. 

Jesús no le permite evitar la necesidad de arrepentirse.  Le dice, “…la salvación viene de los judíos”.  Eso es, él viene de los judíos, y tanto nosotros como ella debemos enfrentar la verdad de nuestras vidas ante él.  Pero no ha venido para castigarnos por nuestras culpas.  Más bien, ha venido para salvarnos de ellas.  Es como un médico que no echa la culpa a su paciente con cáncer por haber fumado sino hacer todo posible para curárselo.

Sabiamente la mujer se somete a la misericordia del Señor.  Deja su cántaro, el símbolo de sus pecados, atrás mientras se va a contar a los demás de él.  Que hagamos nosotros lo mismo.  Después de confesar nuestros pecados que digamos a los demás de la bondad del Señor.  Que digamos a otros de Jesús.

El domingo5 de marzo de 2023

 

EL SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

(Génesis 12:1-4; II Timoteo 1:8-10; Mateo 17:1-9)

La palabra hebrea Shemá nombra uno de los pasajes más conocidos en el Antiguo Testamento.  Se encuentra en Deuteronomio, el libro en que Moisés comparte sus consejos finales para el pueblo Israel.  La palabra misma significa “escucha”.  Israel siempre tiene que escuchar bien lo que diga el Señor.  En la primera lectura se le encuentra a Abram haciendo exactamente eso.

Cuando habla con Abram, Dios está poniendo en acción su plan para redimir al mundo.  Desde que Adán y Eva comieron la fruta prohibida ha habido una decadencia en la bondad humana. Uno de sus hijos asesinó al otro.  Después de algunas generaciones la situación deterioró tanto que Dios decidió comenzar de nuevo.  Mandó un diluvio para destruir la tierra salvo al justo Noé, su familia, y una pareja de cada tipo de animal.  Pero esto no resolvió el problema.  Pronto después de la segunda creación los hombres de Babel trataron de ganar fama al construir una torre que retaría a Dios en el cielo.  Ahora con Abram Dios intenta una estrategia nueva.  Formará un pueblo santo de la estirpe de Abram que enseñará al mundo sus modos. 

Abram tiene que escuchar a Dios con cuidado.  El proyecto le costará mucho.  A los setenta y cinco años, Abram tiene que dejar su patria para trasplantarse en una tierra foránea.  Sin embargo, como hombre de fe, Abram no demora llevar a cabo los órdenes que se le ha dado.

En el evangelio Dios les manda a Pedro, Santiago, y a Juan que escuchen a Jesús, su hijo. Jesús está para inaugurar el cumplimiento del plan de Dios.  Por su entrega a las manos de los judíos, su pasión, y su resurrección de entre los muertos Jesús quitará del mundo el pecado primordial.  Él mismo será la cabeza del pueblo redimido de Dios.  Sus discípulos tienen que ser asegurados ahora que su pascua no resultará en su derrota.  Más bien, ella manifestará su victoria sobre la muerte y regenerará a ellos como hermanos y hermanas suyas.

El otro día un artículo en el periódico indicó la preferencia humana de oír lo que quiera más que escuchar bien. El autor, que se identifica como “pagano forever” (eso es, “pagano para siempre”), critica la Biblia por su extrema violencia y sexo.  Pero se refiere solo al Antiguo Testamento: las historias de la prueba de Abrahán, el cautiverio de Jonás dentro de la ballena, y las muchas mujeres que tuvo David.  No menciona nada de aquel que todo el compendio de la maldad está apuntando.  Jesucristo es la persona más destacada en la Biblia.  Es el maestro supremo de la justicia y el redentor de todo pecado humano. Él nos enseña cómo superar los vicios mediante la oración y el sacrificio del yo.  Al enviarnos su Espíritu, nos fortalece el corazón y nos ilumina la mente para superar cada mal que nos enfrente.

Sí es difícil escuchar a Jesús con tantas voces contándonos que hacer.  Mucha gente quiere contarnos de que consiste la vida buena.  Y muchas publicidades nos traten de atraer con cosas sin las cuales supuestamente no podemos vivir.  Pero sabemos en nuestro interior que hay solo una voz que vale nuestra atención completa.  Dios nos habla en la Biblia, particularmente por Cristo en los evangelios.  Solo a él deberíamos presta atención completa.

PARA LA REFLEXIÓN: ¿Acerca de qué áreas de tu vida tienes dificultad escuchar a Dios?  ¿Cómo vas a resolver esta dificultad?


El domingo, 26 de febrero de 2023

 EL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

(Génesis 2:7-9.3:1-7; Romanos 5:12-19; Mateo 4:1-11)

Miren a la gente en la misa contigo.  La mayoría de ellos probablemente tienen canas, al menos a las raíces de su pelo.  En grandes números ambos jóvenes y adultos han abandonado asistir la misa.  No pocos de estos consideran a aquellos que acuden a la iglesia supersticiosos.  Y si los que asisten la misa expresan dudas sobre el aborto, matrimonio gay, o reparaciones por la esclavitud, ellos les consideren como chauvinistas y racistas. 

A pesar del sospecho del mundo, sabemos que ser cristiano católico practicante no nos perjudica.  Al contrario, es nuestra salvación y la salvación del mundo de las ideologías perversas como el comunismo o el hedonismo.  Pero ¿somos cristianos dignos del nombre?  Eso es, ¿somos hijos e hijas verdaderas de Dios?   Podemos probarnos así junto con Jesús en el evangelio hoy.  No dudemos que el demonio nos tienta todos los días como tienta a Jesús aquí.

El diablo nunca nos ofrece pecado como algo destructivo.  Más bien, siempre nos presenta algo malo bajo una semejanza buena.  En la primera lectura la serpiente le ofrece a la mujer el fruto prohibido enfatizando que al comerlo se haría sabia.  Jesús tiene gran hambre cuando el demonio se le atreve a cambiar las piedras en pan.   De la misma manera nos atrae a satisfacer nuestros anhelos desmesurados para comida, bebida y el placer sexual.  Jesús rechaza la oferta del demonio porque da mayor importancia a atender la palabra de Dios Padre que al comer.  Siguiendo a él, nosotros debemos recordar la necesidad de la moderación en cuestiones del apetito.

El diablo no solo tienta nuestras necesidades físicas sino también nuestras ansiedades más profundas. Toda persona humana quiere asegurarse de que Dios está presente para salvarla cuando se siente desesperada.  En situaciones que nos exigen extremo sacrificio personal nosotros cristianos esperamos que Él nos protege.  Una mujer recuerda cómo sentía vacía y perdida cuando recibió noticias que sus dos hermanos tuvieron un accidente vehicular.  El choque mató a uno e hirió gravemente al otro.  Ella no tuvo paz interior hasta que recibiera el consuelo que Dios permite estos trastornos para producir algo mejor.   En la segunda tentación el demonio tienta a Jesús a matarse para asegurar a sí mismo del amor de Dios Padre.  Pero Jesús sabe que el amor del Padre es infinito de modo que siempre le cuide.

Finalmente, el demonio tienta a Jesús con el poder.  Dice que le concederá la soberanía sobre el mundo a cambio de un acto sencillo de adoración.  Pero Jesús sabe que el poder buscado por sí mismo solo corrompe.  No demora nada en ahuyentar al demonio de su presencia.  Nosotros no somos tan perspicaces.  El poder nos atrae mucho.  Queremos forzar el tributo, el respeto, aún el amor de otras personas.  Por eso, la violencia doméstica sigue rasgando familia tras familia.  Debemos resolvernos que cualquier poder que tengamos será usado para el mejoramiento de los demás, jamás para perjudicarlos.

En el desierto de Arizona alrededor de la ciudad de Yuma, el ejército americano tiene un polígono de pruebas.  El calor y aridez hacen las condiciones brutales, al menos durante el verano.  Las tropas que soportan el entrenamiento se prueban listos para el combate. La Cuaresma nos provee un tipo de polígono de pruebas.  Nos prepara a resistir las tentaciones del diablo.  De igual importancia nos capacita a contribuir a la salvación del mundo.  En estos cuarenta días de auto entrega a Dios, nos probamos como sus verdaderas hijas e hijos.

PARA LA REFLEXIÓN: ¿Qué te tienta lo más?  ¿Cómo te ayuda Dios superar la tentación?

El domingo, 19 de febrero de 2023

 EL SÉPTIMO DOMINGO ORDINARIO

(Levíticas 19:1-2.17-18; I Corintios 3:16-23; Mateo 6:38-48)

Estamos para comenzar un viaje de cuarenta días.  No es marcha individual, ni familiar, ni siquiera de la comunidad local.  Este viaje incluirá a todos miembros de la Iglesia a través del mundo.  Es el retiro anual de cuaresma que nos conducirá a nuestro salvador en Jerusalén hace dos mil años.  Como un gesto de solidaridad de caminante se nos ha dicho que no comamos la carne los viernes durante los cuarenta días.  También, deberíamos apoyar a uno a otro en nuestros actos individuales de autoabnegación.  Algunos estarán renunciando chocolates para la cuaresma.  Otros, tal vez más rigurosos, dejarán su porción diaria de café.

Hacemos el retiro cuaresmal con toda la Iglesia porque Dios nos ha llamado para formar su pueblo reconstituido.  Seremos asemejando a los israelitas en la primera lectura.  Ellos viajan por el desierto cuarenta años para que Dios pueda formarlos como su pueblo especial.  Tienen que aprender cómo ser santos como él; eso es, justos y veraces, prudentes y, sobre todo, misericordiosos. El motivo de esta formación es más que la edificación de individuos.  Más bien Dios quiere usarlos, y ahora nosotros, para instruir al mundo sus modos. 

Es cargo bastante difícil para cumplir, particularmente cuando se considera la tendencia humana de pecar.  Necesitamos la ayuda de Dios sin la cual estaríamos tan perdidos como caminantes en una tormenta desértica.  La ayuda nos vendrá precisamente como resultado del viaje cuaresmal.  Como Pablo dice en la segunda lectura, nos forma Dios como el “templo del Espíritu Santo”.

Este título implica tareas tanto dentro como fuera de la comunidad.  Primero, afuera, se deja específicamente a los laicos para transformar el mundo según el evangelio.  Lo hacen por vivir sus vidas en modos demostrativos del Espíritu Santo.  Una maestra de Kindergarten acude a sus niños preparada y entusiasmada acerca de su trabajo.  Un dueño de quiosco de café da al desamparado el desayuno.  Estos actos pequeños siembran semillas del Reino.  Aunque no es obligatorio, muchos laicos tienen ministerios dentro de la iglesia.  Enseñar el catecismo, que han hecho por siglos, tanto como leer la Palabra de Dios y distribuir la Santa Comunión en la misa se cuentan como ministerios.

Cristo nos pone en el viaje cuaresmal hoy con la parte del Sermón del Monte que lo más anticipa nuestro destino.  En el Reino de Dios no vamos a experimentar enemistades.  Más bien todos trataremos a uno a otro con el amor.  Como discípulos de Jesús hemos de practicar este amor universal en nuestras vidas diarias.  La cuaresma nos sirve como entrenamiento.  Primero, debemos condicionarnos para no reaccionar defensivamente cuando otras personas nos maltratan.  Esto no es cuestión de permitir a un matón golpearnos sino de no preocuparnos de cómo aparecemos a otras personas.  En lugar de volver insulto por insulto y golpe por golpe, dejamos a la otra persona maravillando cómo el Espíritu Santo nos ha rendido pacíficos y bondadosos en medio de amenazas e insultos. 

En cuanto al amor del enemigo recordémonos del Mahatma Gandhi, el líder indiano del siglo pasado.  En el cine contando de su vida un hindú acude a él diciendo que va al infierno.  Preguntado por qué, el hombre dice que después de que los musulmanes mataron a su hijo, él mató a un niño musulmán.  Gandhi le dijo que podría salvarse del infierno por adoptar a un huérfano musulmán y criarlo como fuera su propio hijo, pero como un musulmán.  Gandhi nunca se bautizó.  Sin embargo, en su autobiografía escribió que tuvo mucho afecto para Jesús después de leer el Sermón en el Monte.

Parece que muchos católicos piensan que es suficiente acudir a la iglesia el Miércoles de Ceniza para cumplir su obligación de cuaresma.  Pero las cenizas sirven solo como los tenis para el viaje cuaresmal.  En la ruta vamos a enfrentar varios tipos de retos.  Con nuestros ojos fijados en Cristo crucificado no vamos a desfallecer ante ellos.  Más bien, terminaremos más conformados a él.  Seremos hechos, tan raro como suene, santos.  Seremos santos para mostrar al mundo la maravilla de Dios.

PARA REFLEXIÓN: ¿Qué sacrificio voy a hacer durante la Cuaresma?

El domingo, February 12, 2023

 SIXTH SUNDAY IN ORDINARY TIME, February 12, 2023

(Sirach 15:16-21; I Corinthians 2,6-10; Matthew 5:17-37)

En el evangelio hoy Mateo presenta a Jesús como el legislador divino.  Para los judíos este punto de vista es peor que un ultraje.  Es blasfemia.  Solo hay un Dios, y su ley es eterna.  Sin embargo, Mateo no retira de su posición.  Cita a Jesús diciendo que, si se traspasa una coma de su ley, será pequeño en el Reino.  Vale la pena tomar a pecho este evangelio paraque tengamos lugar cerca de él en el Reino. 

Aunque es legislador, Jesús no intenta a recomponer la ley.  Será una "ley nueva" no por muchas añadiduras sino por el Espíritu Santo que acompañará a aquellos que la practiquen.  Su propósito es llevar la ley a plenitud por eliminar las posibilidades de cumplirla a medias.  No más se permitirán mentiras piadosas.  Según Jesús, vamos a decir la verdad o vamos a decir completamente nada.  Presenta seis intensificaciones de la ley que distinguirán a los verdaderos herederos del Reino de aquellos cuya sola preocupación es ser vistos como “buenos”.

En primer lugar, según Jesús no es suficiente que no asesinemos a nadie.  Para ser un hijo o hija de Dios tenemos que evitar toda forma de insulto y maldición contra otros miembros de la comunidad.  Porque somos hermanos y hermanas en el Señor cada uno merece nuestro respeto.  Entonces, ¿somos permitidos a difamar a personas fuera de la comunidad de fe?  Por supuesto no, porque todavía somos “luz del mundo” llamados a atraer a otras personas a Cristo.  Muchas veces queremos hacer chistes que menospreciar a atrás personas para ganar la admiración de los demás.   Jesús nos diría que es infinitivamente más provechoso ganar el favor de Dios.

Tampoco es suficiente que no cometamos adulterio.  Para ser hijo de Dios tenemos que superar el deseo del corazón para otras mujeres o, para las damas, otros hombres.  Esta intensificación de la ley menciona a personas casadas desde que el matrimonio es alianza que se hace ante Dios.  Sin embargo, se aplica en forma reducida a los no casados.  Según un dicho, “una mujer es vieja cuando lo mira; un hombre es viejo cuando deja de mirar”. Jesús está indicando que tales dichos no son la sabiduría que nos conduce a la vida eterna.  Más bien son tontería que nos lleva a la muerte eterna.

No basta tampoco buscar un motivo adecuado en los ojos del mundo para divorcio.  Para los hijos de Dios no hay salida de la sagrada alianza del matrimonio hasta la muerte.  Más adelante en el evangelio Jesús dará la justificación de este cambio que era tan chocante en su día como es ahora.  Dirá que la intención de Dios es clara en Genesis que dice que la mujer y el hombre no más son dos sino una sola persona.  La supuesta excepción que da, la unión ilegítima, es decir que el matrimonio nunca existió.  Tenemos esta situación en cuenta cuando hablamos de la anulación.

Finalmente, Jesús dice que no es suficiente que no juremos falsamente.  Nosotros discípulos no deberíamos hacer ningún juramento.  Jesús quiere que evitemos toda forma de manipular a Dios.  Diría “¿quién son ustedes para llamar a Dios que atestigüe al valor de sus palabras?” Desafortunadamente, los cristianos siguiendo san Pablo en la Carta a los Romanos (1,9) siempre han tomado juramentos.  Entonces, ¿qué deberíamos hacer?  Tal vez podemos refrenar de tomar juramentos sin culpar a otras personas que siguen la costumbre antigua.

Es cosa retadora ser cristiano.  Muchos que han emprendido el camino lo han dejado.  Jesús nos reta ser perfectos como Dios Padre.  El llamado a la perfección no debe ser motivo de diluir la fuerza de sus mandatos como aplicando solo a los más robustos religiosos o por decir que no es sano el perseguimiento de la perfección.  Debemos aprovecharnos del recurso que Jesús mismo ofrece en este Sermón en el Monte.  Rezamos en primer lugar que el Espíritu Santo nos ayude en la lucha.  También rezamos que Dios sea misericordioso cuando nos encuentre fallando.

PARA REFLEXIÓN: ¿He hecho excusas para desviar del camino a la perfección que Jesús traza en este evangelio?