EL VIGÉSIMO SÉPTIMO DOMINGO ORDINARIO
(Habacuc
1:2-3.2:2-4; II Timoteo 1:6-8.13-14; Lucas 17:5-10)
San
Lucas es el patrono de los artistas. Hay
una leyenda que él pintaba retratos de la Virgen. A lo mejor no es la verdad. Sin embargo, es cierto que Lucas escribe más
de María que los otros evangelistas.
También nos da retratos escritos de Jesús. En el Evangelio de Lucas Jesús casi siempre
responde a la gente con la ternura. Sólo
en Lucas se ve a Jesús curando la oreja del muchacho en Getsemaní. Sin embargo, en dos ocasiones parece que
Lucas nos describe otro lado del Señor.
Sólo Lucas cita a Jesús dando instrucciones para llevar espadas al jardín. También en el evangelio de hoy Lucas cita a
Jesús diciendo alguna cosa brusca.
Cuenta a sus discípulos que cuando hayan cumplido todos sus mandatos, no
son “más que siervos”. (El griego
original dice “siervos inútiles”.)
Queremos saber: ¿qué pasa aquí?
Nuestra
pregunta es aún más indicada cuando comparemos el pasaje con un trozo del que
leímos en agosto. Entonces Jesús dijo que
los sentaría en mesa para servirles si los encontraría esperando su regreso
(Lucas 12,37). ¿Jesús ha cambiado su
actitud hacia sus siervos? A penas
duras. Es solamente cosa de
contexto. Cuando dice que él va a servir
a sus discípulos, está exhortándoles a mantenerse fieles en la espera de su
venida. Ahora Jesús está reprochando a los
discípulos por dudar que tengan la fuerza para cumplir sus mandatos.
Jesús ha
instruido a sus discípulos que no debieran pecar y que tuvieran que
perdonar. Porque les parecen retadores
estos mandatos, los discípulos piden al Señor la fe para cumplirlos. Jesús responde asegurándoles que tienen suficiente
fe para mover árboles. Entonces les dice
que no están haciendo ninguna cosa especial cuando cumplen el mandato de
perdonar a los arrepentidos. Más bien
sólo están cumpliendo lo mínimo para ser sus seguidores.
Con esta
parábola Jesús está señalando la necesidad de ser humilde. La humildad modera la tendencia del hombre a
exagerar su capacidad. Se deriva la
palabra humildad de la palabra latín humus
que significa “la tierra”. Dios formó a
nosotros de la tierra y sigue como la fuente de nuestra existencia. Debemos a él la lealtad. Es verdad que Dios nos ha puesto como
supervisores de los asuntos terrenales. Sin
embargo, hemos de regir según sus designios.
También
la humildad reconoce que requerimos la ayuda del uno a otro para sobrevivir en
la tierra. Sea nuestro maestro o nuestra
esposa, necesitamos a los demás para ayudarnos navegar las corrientes de la
vida. Aún más importante, contamos con
la gracia de Dios para superar las trampas del pecado. Tenemos que pedirle la ayuda en la oración
para que siempre hagamos lo bueno y evitar lo malo.
En la
segunda lectura Pablo dirige a Timoteo que él reavive el don de su
ordenación. Quiere que el joven duplique
sus esfuerzos mientras pide la ayuda del Señor.
Este es el mensaje del evangelio de San Lucas hoy.
Jesús nos exhorta a todos nosotros que dupliquemos nuestros esfuerzos
para cumplir sus mandatos. A la misma
vez que pidamos su gracia. Que
dupliquemos nuestros esfuerzos mientras pedimos su gracia.