El domingo, el 6 de octubre de 2019


EL VIGÉSIMO SÉPTIMO DOMINGO ORDINARIO

(Habacuc 1:2-3.2:2-4; II Timoteo 1:6-8.13-14; Lucas 17:5-10)


San Lucas es el patrono de los artistas.  Hay una leyenda que él pintaba retratos de la Virgen.  A lo mejor no es la verdad.  Sin embargo, es cierto que Lucas escribe más de María que los otros evangelistas.  También nos da retratos escritos de Jesús.  En el Evangelio de Lucas Jesús casi siempre responde a la gente con la ternura.  Sólo en Lucas se ve a Jesús curando la oreja del muchacho en Getsemaní.  Sin embargo, en dos ocasiones parece que Lucas nos describe otro lado del Señor.  Sólo Lucas cita a Jesús dando instrucciones para llevar espadas al jardín.  También en el evangelio de hoy Lucas cita a Jesús diciendo alguna cosa brusca.  Cuenta a sus discípulos que cuando hayan cumplido todos sus mandatos, no son “más que siervos”.  (El griego original dice “siervos inútiles”.)  Queremos saber: ¿qué pasa aquí?

Nuestra pregunta es aún más indicada cuando comparemos el pasaje con un trozo del que leímos en agosto.  Entonces Jesús dijo que los sentaría en mesa para servirles si los encontraría esperando su regreso (Lucas 12,37).  ¿Jesús ha cambiado su actitud hacia sus siervos?  A penas duras.  Es solamente cosa de contexto.  Cuando dice que él va a servir a sus discípulos, está exhortándoles a mantenerse fieles en la espera de su venida.  Ahora Jesús está reprochando a los discípulos por dudar que tengan la fuerza para cumplir sus mandatos. 

Jesús ha instruido a sus discípulos que no debieran pecar y que tuvieran que perdonar.  Porque les parecen retadores estos mandatos, los discípulos piden al Señor la fe para cumplirlos.  Jesús responde asegurándoles que tienen suficiente fe para mover árboles.  Entonces les dice que no están haciendo ninguna cosa especial cuando cumplen el mandato de perdonar a los arrepentidos.  Más bien sólo están cumpliendo lo mínimo para ser sus seguidores.

Con esta parábola Jesús está señalando la necesidad de ser humilde.  La humildad modera la tendencia del hombre a exagerar su capacidad.  Se deriva la palabra humildad de la palabra latín humus que significa “la tierra”.  Dios formó a nosotros de la tierra y sigue como la fuente de nuestra existencia.  Debemos a él la lealtad.  Es verdad que Dios nos ha puesto como supervisores de los asuntos terrenales.  Sin embargo, hemos de regir según sus designios. 

También la humildad reconoce que requerimos la ayuda del uno a otro para sobrevivir en la tierra.  Sea nuestro maestro o nuestra esposa, necesitamos a los demás para ayudarnos navegar las corrientes de la vida.  Aún más importante, contamos con la gracia de Dios para superar las trampas del pecado.  Tenemos que pedirle la ayuda en la oración para que siempre hagamos lo bueno y evitar lo malo. 

En la segunda lectura Pablo dirige a Timoteo que él reavive el don de su ordenación.  Quiere que el joven duplique sus esfuerzos mientras pide la ayuda del Señor.  Este es el mensaje del evangelio de San Lucas hoy.  Jesús nos exhorta a todos nosotros que dupliquemos nuestros esfuerzos para cumplir sus mandatos.  A la misma vez que pidamos su gracia.  Que dupliquemos nuestros esfuerzos mientras pedimos su gracia.

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