LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
(Isaías
60:1-6; Efesios 3:2-3.5-6; Mateo 2:1-12)
¿Qué
tipo de persona era Cristóbal Colón? ¿Un
navegador atrevido? ¿O, como dicen
algunos críticos, sólo un perdido afortunado? ¿O, según los más cínicos, un
conquistador despiadado? Todo depende de
la interpretación que se lleva. Hay algo
semejante en juego cuando consideramos a los hombres en busca de Jesús en el
evangelio hoy.
Nosotros
hemos visto un cambio de perspectiva hacia estos hombres en nuestros
tiempos. Antes se llamaban muchas veces los “tres reyes”, pero ya la lectura
les describe como “magos” sin referencia a su número. Pero ¿qué es un mago? En el Nuevo Testamento se encuentran dos otras
instancias de la palabra mago (Hechos
8,18-24; 13,7-11). En cada caso la
persona es mal considerada: un explotador de la religión para su propio
bien. Sin embargo, en nuestro evangelio hoy
los magos parecen sinceros cuando dicen que vienen a adorar el rey recién
nacido. Se ha hecho un consenso que eran
miembros de la clase sacerdotal en Persia que examinan los cielos en búsqueda
de la sabiduría. Por eso, no estaríamos
incorrectos al nombrarlos astrólogos.
Las
diferentes interpretaciones de los magos parecen como los diferentes tipos de
personas hoy día buscando a Dios. Aunque
son muchos, nombraremos sólo tres aquí.
Hay aquellas personas que examinan la Biblia y otras fuentes de
sabiduría pero no les importa la religión.
Tal vez sean desilusionados por las acciones de algunos fieles asistiendo
en la misa. A veces esta gente se
describe a sí misma como “espiritual pero no religiosa” pero se ignora que la
Biblia misma insiste que Dios se comunica con los individuos por medio de la
comunidad. Otro tipo de buscador acude a
la iglesia al menos de vez en cuando sea por costumbre o sea por razones
políticas. Estas personas esperan en la
vida eterna pero sólo como una meta entre muchas otras y no se arrepientan de
la codicia para el placer, el poder, y el prestigio. Se puede preguntarse si toman en serio lo que
la religión les enseña.
El
tercer tipo que busca a Dios consiste de gente que lo halla en todo. Aprecia tanto a los pobres como la naturaleza
por su capacidad de reflejar la eternidad.
Sobre todo valora la iglesia como recinto del sagrado. Los hombres y mujeres de este grupo más se aproximan
a los magos del evangelio: estudiantes de la naturaleza con la esperanza de alcanzar
más allá que el conocimiento natural. En
el evangelio los magos topan el límite de la naturaleza creada cuando llegan a
Jerusalén. Tienen que preguntar a los
judíos – los guardianes de la revelación divina – los paraderos del rey Mesiánico.
Al
consultar las Escrituras, los escribas judíos dicen a los magos que deberían
encontrar al Mesías en Belén. Una vez
que tienen esta información, los magos no demoran a cumplir su
peregrinaje. Es así con los que toman en
serio la doctrina de la Iglesia. No sólo
escucha la Palabra de Dios sino la ponen en práctica por darse a sí mismo para
procurar el bien de todos. Se ve esta
entrega en aquellos que han llevado canastas de comida a los ancianos
confinados a casa durante los días festivos. Hecho sinceramente, este
ministerio no sólo provee sostén al cuerpo sino apoyo al espíritu para seguir
adelante en el año nuevo a pesar de sus problemas y debilidades.
Ciertamente
esta genta encontrará al Señor no sólo en la muerte sino también en la vida
actual. Ellos sienten el toque de Jesús
en la Eucaristía formándolos tan graciosos como él. Tampoco son decepcionados los magos en el
evangelio. Hallan al “rey de los judíos”
en casa con su mamá ante lo cual se postran y ofrecen regalos. Estos gestos apuntan al futuro y responden a
nuestros interrogantes sobre quiénes son los magos. Se llama Jesús “rey de los judíos” sólo
ahora y en su pasión. Es el que va a
entregarse a la muerte para rescatar la humanidad de la perdición. Se indica este destino también por dos de los tres regalos (que, a
propósito, dan el número de los reyes).
El incienso y la mirra son especies del entierro que vendrá más pronto
que se espere. Y la postración de los
magos ante el niño rey asemeja la historia del salmo (72) que dice que los
reyes se postrarán ante Dios.
Como una
joya de oro que nos ha legado nuestros antepasados, estimamos muchísimo la historia
de los magos. Pues, no sólo nos habla
del nacimiento de Jesús sino nos indica cómo nos salvará. Además, podemos ver a nosotros mismos entre
ellos buscando a Dios tanto en la naturaleza como en la revelación divina.