LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
(Malaquías 3:1-4; Hebreos 2:14-18; Lucas 2:22-40)
En mi
opinión la Presentación del Señor es fiesta no bastante apreciada. Importa porque nos da ocasión de meditar una
vez más en el significado de la Encarnación por destacar tres acciones
significativas. Primera, sitúa a Jesús, el Hijo de Dios, en el Templo, el lugar
apropiado para el encuentro entre Dios y los humanos. Segunda, presenta a Jesús como la luz de las
naciones, eso es el guía al mundo entero para la vida justa. Y tercera, insinúa la muerte de Jesús para la
salvación de todos. No obstante, en
varios países se pone más énfasis en la Memoria de San Blas, el día siguiente,
que en la Presentación. Qué tratemos de
corregir esta negligencia ahora.
La Familia
Sagrada entra al Templo al cuarenta día después del nacimiento de Jesús. El Libro de Levítico especifica que pase
tanto tiempo antes de que se actúe el rito de la purificación a la madre. El evangelio añade esta notita acerca de la
purificación a su tema principal, la redención del niño Jesús. Según el Libro de Éxodo hay que dedicar a todo
primogénito varón a Dios y luego redimirlo. Por mostrar María y José cumpliendo
los detalles de la Ley, el evangelista Lucas indica que Jesús fue criado un
judío fiel y que el judaísmo es íntegro al significado de su vida.
Un poeta
una vez comentó que fue raro de Dios escoger a los judíos. Puede haber sido raro, pero el hecho es que
lo hizo con instrucciones que construyeran un Templo donde se pudieran hacer
sacrificios para el perdón de pecados.
En este evangelio el Hijo de Dios entra el Templo para tomarlo posesión
como suyo. En tiempo va a reemplazarlo con su propio cuerpo. Entonces, se logrará el perdón de pecados por
la participación en el sacrificio de su cuerpo y sangre en la cruz. Por supuesto, por este propósito nos reunimos
cada domingo para la misa.
En el
Templo María y José encuentran al santo y justo Simeón. Dice la lectura que él posee al Espíritu
Santo, que verifica sus palabras.
Tomando al niño Jesús en sus brazos, él agradece al Señor por permitirlo
vivir hasta que viera al Salvador.
Luego, hace una profecía de inmensa importancia. En primer lugar, llama al niño la “luz que
alumbra a las naciones”. Quiere decir
que Jesús es el cumplimiento de la promesa primero a Abrahán, entonces a todo
Israel que uno de sus números enseñará al mundo entero los modos de Dios. Como predijo el profeta Isaías, las naciones aprenderán
"forjar sus espadas en azadones y sus lanzas en podaderas".
La segunda
parte de la profecía de Simeón tiene que ver con su propio pueblo. Dice que Jesús será la causa “para la ruina y
resurgimiento de muchos en Israel”. La
luz hace posible distinguir los hechos buenos de los hechos malos. Primero Israel y después el resto del mundo
serán juzgados por medio de esta luz.
Aun la madre de Jesús no se excluye de este juicio. Esto es un asunto fácilmente malentendido. María merece la alabanza no porque amamantó a
Jesús, sino porque era la primera en el evangelio para meditar sobre la palabra
de Dios y ponerla en práctica.
Finalmente,
la profecía de Simeón contiene una nota de presentimiento. Dice que Jesús “provocará
contradicción”. Tiene en mente la
oposición que encontrará Jesús cuando regresará al Templo como adulto. Los líderes religiosos no podrán sufrir
viéndolo conquistar las mentes y los corazones del pueblo. Conspirarán con la autoridad romana para
ponerlo a muerte. Será el sacrificio que
librará al pueblo de pecado como indica la mujer santa al final de la lectura.
Esperadamente
podemos ya apreciar la Encarnación con más claridad. Dios ha preparado la venida al mundo de su
Hijo a través de la historia de Israel.
Cuando finalmente llega, se establece en el Templo como maestro de los
modos de Dios al mundo. Finalmente, el
pueblo Israel y en tiempo al mundo entero se dividen en aquellos que lo aceptan
por seguir sus enseñanzas y aquellos que lo rechazan hasta que planeen su
muerte. Los que las rechazan caerán en
la ruina y los que las aceptan resurgirán a la gloria.
TEMA PRINCIPAL: LA FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR DA OPORTUNIDAD DE REFLEXIONAL UNA VEZ MÁS EN EL SIGNIFICADO DE LA ENCARNACIÒN.
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