TERCER DOMINGO DE PASCUA
(Hechos
5:27-32.40b-41; Apocalipsis 5:11-14; Juan 21:1-19)
La Iglesia
hace hincapié en que el nuevo papa no será sucesor de Francisco. Será, como todos los otros papas de la historia,
el sucesor de Pedro. En el evangelio hoy
Jesús comisiona a Pedro que pastoree de su rebaño. Vale examinar este evangelio para determinar
las características de Pedro que se espera en su sucesor nuevo.
En el
pasaje Pedro se destaca en cuatro maneras.
Primero, él toma la iniciativa para ir a pescar. Segundo, se salta en el agua para ser el
primero a acogerse de Jesús resucitado.
Tercero, encara a Jesús en una conversación del corazón. Finalmente, Pedro escucha algunas palabras
alarmantes sobre su destino. Estos
eventos remontan uno encima al otro para darnos un retrato revelador de Pedro y
sus sucesores.
Sobre todo,
el sucesor de Pedro debe tener el amor ferviente para Cristo. Pedro muestra tal amor cuando se echa en el
agua para acogerlo. Más tarde profesa su
amor cuando Jesús le pregunta si lo ama.
Amar a Jesús es amar la verdad que enseñó. Uno de los deberes fundamentales del sucesor
de Pedro es mantener la doctrina de Cristo íntegra. Siempre habrá llamados a cambiarla por
conveniencia o por orgullo. Al amar a
Cristo, el papa verificará propuestas nuevas como desarrollo legítimo de su
doctrina o distorsión de la verdad.
El sucesor
de Pedro debe ser también hombre santo.
En el evangelio Pedro habla con Jesús cara a cara. Se expone al Señor no solo su miseria por
haber negarlo sino también su disposición a servirlo. Su sucesor debe hablar con Cristo a menudo
corazón a corazón en la oración. Tiene
responsabilidades enormes que requieren la sabiduría del Espíritu Santo quien
Cristo imparte.
Una
responsabilidad del papa es buscar la unión entre las diferentes comunidades
cristianas. Jesús llamó a Pedro
"piedra" sobre que edificaría su iglesia. Es una piedra en la cual todos pueden andar
seguros. Pedro tiene crear un espacio
que cabe todos cristianos en el amor y la verdad.
Para
hacerlo, el papa necesita la iniciativa.
En el evangelio Pedro se muestra su liderazgo por emprender un camino en
lo cual otros siguen. Dice a sus
compañeros: “’Voy a pescar’” y lo acompañan.
El pescar es una metáfora de evangelizar. Con el apoyo de Jesús, Pedro y compañeros
atraen a muchos a la Iglesia. Hoy el
sucesor de Pedro junto con los otros obispos han de seguir atrayendo a la
gente. No es cuestión de reclamar
grandes números de conversos sino de ayudar a más personas realizar la vida
eterna.
Al final de
la lectura Jesús indica a Pedro que él lo llevará a donde no quiere ir. Quiere decir que Pedro no morirá en cama sino
como mártir. Para aceptar el martirio
Pedro tiene que cultivar el coraje.
Tiene que decidir que Cristo es su objeto en la vida de tal modo que una
muerte violenta no sea precio demasiado caro para obtenerlo. En 1981 San Juan Pablo II fue disparado por
un asesino. Puede pasar a cualquier
sucesor de Pedro. Sin embargo, el temor
de un papa no es ser blanco de un matador.
Expertos del Vaticano dicen que es la realidad de agotarse completamente
que preocupa a los llamados papables. Es cierto que el papa Benedicto XVI se
jubiló. Pero lo hizo solo porque se daba cuenta que no tenía la energía para
manejar las responsabilidades. Entre las
otras cualidades, el sucesor de Pedro tiene que ser listo para agotarse por
Cristo.
No se
exagera decir que las características de amar a Cristo, ser santo, mostrar el
liderazgo, y entrañar el coraje no solo definen al sucesor de Pedro sino a
todos cristianos. Dándonos cuenta de que
la mayoría de nosotros faltan estos atributos debe causarnos pausar un
momento. Tenemos que maravillar y rezar
por el nuevo papa.