El domingo, 21 de enero de 2024

TERCER DOMINGO ORDINARIO

(Jonás 3:1-5.10; I Corintios 7:29-31; Marcos 1:14-20)

La Primera Carta a los Corintios es mayormente las respuestas de San Pablo a interrogantes sobre la vida cristiana.  Como nosotros hoy día, los corintios querían saber cómo vivir la fe en este mundo tan perturbado.  Porque los problemas fundamentales raras veces desaparecen sino reaparecen en nuevas formas, no debe sorprendernos que los consejos que Pablo dan a los corintios nos sirven a nosotros.

Interesantemente el pasaje de Primer Corintios hoy comienza de una manera parecida al evangelio de hoy.  Ambas lecturas avisan que ya es el tiempo para actuar.  Jesús dice: “Se ha cumplido el tiempo” en el sentido de que no podemos esperar más.  Pablo es más tajante.  “La vida es corta”, escribe a la comunidad de Corinto implicando que, si no actúan ahora, es posible que nunca actuarán. Es posible que mañana se mueran o tengan otras preocupaciones exigiendo su atención.

Es como la decisión que los corredores hacen a las seis de la madrugada.  Si no se levantan de la cama a este momento, es muy posible que pierdan la oportunidad para el ejercicio ese día.  Casi siempre alguna cosa, sea llamada telefónica, visita inesperada, o un quehacer de que antes se olvidó, les impedirá de su entrenamiento.  Ya es el tiempo de actuar, no mañana.  El tiempo se ha cumplido.

¿Qué debemos hacer?  Otra vez la respuesta de Pablo conforma a la predicación de Jesús en el evangelio.  Jesús urge: “Arrepiéntanse”; eso es, que se cambien de su manera de pensar.  Pablo da contenido a este mandato.  Dice que los corintios tienen que comportarse como si vivieran en otra realidad de la corriente.  Esta nueva realidad es la vida de los santos que residen con Dios.  En lugar de conformarnos con los modos del mundo, tenemos que vivir como los beatos.

Primero, Pablo se dirige a los casados. Ellos han de vivir como si no fueran casados.  Esto es, que no han de pensar en su cónyuge como instrumento para llegar a sus propios fines.  Los hombres no deben pensar en sus esposas como objetos de sus fantasías eróticas.  Las mujeres no deben pensar en sus esposos como medios para procrear y sostener a hijos.  Los dos tienen que apreciar a uno a otro como a aquella persona especial que Dios le ha encomendado para ayudar alcanzar la vida eterna. 

También Pablo urge a los alegres que no se alegraran.  No es que Pablo no quiera vernos alegres sino no quiere que vivamos siempre buscando la comodidad y el gusto.  Más bien, que tengamos compasión a los que sufran en nuestro medio.  Un hombre ha perdido a su esposa y a su hijo de cáncer.  Le costaron caramente estas muertes, pero ha aprendido cómo ser alegre a pesar de sus apuros.  Lo que llama la atención es que ahora se dedica a apoyar a otras personas que hayan sufrido como él.

La advertencia de Pablo acerca de consumismo tiene que ver especialmente con nosotros hoy en día.  Muchos andan comprando por hábito o, más correctamente, por compulsión.  Tienen todo tipo de artilugio en la casa, cada invención de Apple o de Braun.  Verdaderamente sus deseos se han vuelto en necesidades.  Ellos deberían aprender que la verdadera felicidad no viene de comprar cosas sino de cultivando relaciones de amistad.  Madre Teresa hablaba de la pobreza espiritual del Oeste como más grande que la pobreza física de la India. Dijo en una entrevista: “Ustedes en Occidente tienen millones de personas que sufren una soledad tan terrible y vacía. Se sienten no amados y no deseados…Saben que necesitan algo más que dinero, pero no saben qué es. Lo que realmente les falta es una relación viva con Dios”.

“Una relación viva con Dios” es igual al Reino de que Jesús ha traído al mundo.  Incluye llevar en la mente la esperanza de la vida eterna después de la muerte.  Incluye también la conciencia limpia y el corazón lleno de deseos para el bien de los demás.  Finalmente incluye colaborar con todos tipos de gentes – blancos y negros, musulmanes y judíos, pobres y ricos – para una sociedad en conforme con Dios.

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