TERCER DOMINGO ORDINARIO
(Jonás
3:1-5.10; I Corintios 7:29-31; Marcos 1:14-20)
La Primera
Carta a los Corintios es mayormente las respuestas de San Pablo a interrogantes
sobre la vida cristiana. Como nosotros
hoy día, los corintios querían saber cómo vivir la fe en este mundo tan perturbado. Porque los problemas fundamentales raras
veces desaparecen sino reaparecen en nuevas formas, no debe sorprendernos que
los consejos que Pablo dan a los corintios nos sirven a nosotros.
Interesantemente
el pasaje de Primer Corintios hoy comienza de una manera parecida al evangelio
de hoy. Ambas lecturas avisan que ya es
el tiempo para actuar. Jesús dice: “Se
ha cumplido el tiempo” en el sentido de que no podemos esperar más. Pablo es más tajante. “La vida es corta”, escribe a la comunidad de
Corinto implicando que, si no actúan ahora, es posible que nunca actuarán. Es
posible que mañana se mueran o tengan otras preocupaciones exigiendo su
atención.
Es como la
decisión que los corredores hacen a las seis de la madrugada. Si no se levantan de la cama a este momento,
es muy posible que pierdan la oportunidad para el ejercicio ese día. Casi siempre alguna cosa, sea llamada
telefónica, visita inesperada, o un quehacer de que antes se olvidó, les
impedirá de su entrenamiento. Ya es el
tiempo de actuar, no mañana. El tiempo
se ha cumplido.
¿Qué
debemos hacer? Otra vez la respuesta de
Pablo conforma a la predicación de Jesús en el evangelio. Jesús urge: “Arrepiéntanse”; eso es, que se
cambien de su manera de pensar. Pablo da
contenido a este mandato. Dice que los
corintios tienen que comportarse como si vivieran en otra realidad de la
corriente. Esta nueva realidad es la
vida de los santos que residen con Dios.
En lugar de conformarnos con los modos del mundo, tenemos que vivir como
los beatos.
Primero,
Pablo se dirige a los casados. Ellos han de vivir como si no fueran
casados. Esto es, que no han de pensar
en su cónyuge como instrumento para llegar a sus propios fines. Los hombres no deben pensar en sus esposas
como objetos de sus fantasías eróticas.
Las mujeres no deben pensar en sus esposos como medios para procrear y
sostener a hijos. Los dos tienen que
apreciar a uno a otro como a aquella persona especial que Dios le ha encomendado
para ayudar alcanzar la vida eterna.
También
Pablo urge a los alegres que no se alegraran.
No es que Pablo no quiera vernos alegres sino no quiere que vivamos siempre
buscando la comodidad y el gusto. Más
bien, que tengamos compasión a los que sufran en nuestro medio. Un hombre ha perdido a su esposa y a su hijo
de cáncer. Le costaron caramente estas
muertes, pero ha aprendido cómo ser alegre a pesar de sus apuros. Lo que llama la atención es que ahora se
dedica a apoyar a otras personas que hayan sufrido como él.
La
advertencia de Pablo acerca de consumismo tiene que ver especialmente con
nosotros hoy en día. Muchos andan
comprando por hábito o, más correctamente, por compulsión. Tienen todo tipo de artilugio en la casa,
cada invención de Apple o de Braun.
Verdaderamente sus deseos se han vuelto en necesidades. Ellos deberían aprender que la verdadera
felicidad no viene de comprar cosas sino de cultivando relaciones de amistad. Madre Teresa hablaba de la pobreza espiritual
del Oeste como más grande que la pobreza física de la India. Dijo en una
entrevista: “Ustedes en Occidente tienen millones de personas que sufren una
soledad tan terrible y vacía. Se sienten no amados y no deseados…Saben que
necesitan algo más que dinero, pero no saben qué es. Lo que realmente les falta
es una relación viva con Dios”.
“Una
relación viva con Dios” es igual al Reino de que Jesús ha traído al mundo. Incluye llevar en la mente la esperanza de la
vida eterna después de la muerte. Incluye
también la conciencia limpia y el corazón lleno de deseos para el bien de los
demás. Finalmente incluye colaborar con
todos tipos de gentes – blancos y negros, musulmanes y judíos, pobres y ricos –
para una sociedad en conforme con Dios.
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