El domingo, 8 de septiembre de 2024

Vigésimo tercer domingo “durante el año”

(Isaías 35:4-7; Santiago 2:1-5; Marcos 7:31-37)

Un conocimiento de la geografía de Israel nos ayudará capturar el significado del evangelio hoy. Dice la lectura que Jesús encuentra al sordo y tartamudo en la región de Decápolis.  Es lugar de la cultura griego-romana.  Por eso, se puede decir que el hombre es pagano.  Así, no puede dar gracias y alabanzas a Dios.

Sin embargo, las acciones de Jesús lo libran de las trabas.  Por meter sus dedos en los oídos del hombre, Jesús los abre de modo que escuche la palabra de Dios.  Por tocar su lengua con saliva Jesús se la endereza de modo que añada su testimonio acerca de Jesús.  Las dos acciones sirven como signo del bautismo que nos hace seguidores de Jesús listos para proclamarlo como el bien esperado mesías. De hecho, hasta el día hoy se incluyen el toque de los oído y la boca en el rito del bautismo.

Nosotros bautizados hemos de hablar de Jesús en un mundo que quiere abolir su nombre.  El modo de que los franceses se burlaron de Jesús en las Olimpiadas indicó este desarrollo desafortunado.  Aunque existen muchos musulmanes justos, en los países con una mayoría de musulmanes casi siempre se trata de forzar la conversión de cristianos o mantenerlos sujetos a ellos.  También se puede ver la despreocupación para el cristianismo en los gobiernos autoritarios como aquellos de China y Rusia que quieren controlar la Iglesia. 

Sin embargo, hay mujeres y hombres que defienden nuestra fe.  El año pasado una mujer que era musulmana en la infancia y atea en la juventud se convirtió al cristianismo.  Ahora ella proclama el cristianismo como el mejor modo de hacer frente a las fuerzas que buscan estrangular el cristianismo y dominar la persona humana.  Bien inteligente y articulada, la Señora Ayaan Hirsi Ali ve en Jesús y la Iglesia los modos con la mayor posibilidad de contener las amenazas no solo al cristianismo sino también a la libertad humana. 

La Señora Hirsi Ali nació en Somalia.  Su familia era musulmana, pero no practicaba esa fe.  En 2002 Hirsi Ali condenó los ataques contra las Torres Gemelas del año anterior y criticó el Islam por la doctrina de yihad contra los “infieles”.  Entonces abrazó el ateísmo por su modo de levantar la razón sobre la locura humana sin tener ilusiones de la vida después de la muerte.  Le pareció el ateísmo más realístico y beneficioso para el mundo que las alternativas.  Pero en tiempo se recapacitar su planteamiento.  Vio que el racionalismo tiene faltas.  Se dio cuenta de que el cristianismo ha vencido amenazas tan grandes como las fuerzas prepotentes que quieren dominar el mundo hoy: el autoritarismo y expansionismo de Rusia y China, el fanatismo de Islam, y la ideología de la cultura “woke”.  Concluyó que solo la tradición judío-cristiana tiene la capacidad de defender el bien común ahora.

Tal vez estamos pensando: ¿Qué tiene que ver la lucha contra las fuerzas dominadoras con nosotros?  Creo mucho.  Menos que escuchamos la palabra de Dios y hablar de ella con nuestros niños y nietos, sobrinos y amistades, ellos se caerán como víctimas de las fuerzas malas.  Para defenderse, queremos que ellos conozcan a Jesús que nos dio el patrono para una sociedad justa y fuerte.  Aún más necesario, nos envió el Espíritu Santo para reconocer el mal y luchar contra ello.

No queremos ser alarmistas.  Al contrario, que calma y deliberadamente expliquemos a cualquiera que oiga que Jesús es el salvador como indica la primera lectura.  Él ha venido como justiciero a los fieles.

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