SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL
UNIVERSO
II
Samuel 5:1-3; Colosenses 1:12-20; Lucas 23:35-43)
Hoy
concluimos nuestra lectura dominical del Evangelio según San Lucas. Lo hemos estado leyendo en casi todos los
domingos por un año. Tal vez nos haya
parecido como un viaje. Pues, hemos atravesado
con el Señor Jesús un plazo extendido lleno de ilusiones y desesperanzas,
tristezas y gozos. También, nuestra
lectura ha asemejado un viaje porque muchas veces el evangelio mismo se refiere
a Jesús en marcha. Que bosquejemos
algunos de estas referencias para apreciar cómo hemos sido enriquecidos por nuestro
divino compañero.
En el
principio del evangelio encontramos a Jesús, todavía no nacido, viajando desde
Nazaret a Belén con María y José. Sus
padres nos impresionaron como gente reverente, no sólo atenta a la palabra de
Dios sino también obediente al gobierno.
Su manera nos convenció que como seguidores de Jesús tenemos que
respetar a las autoridades, si estamos de acuerdo con ellas o no.
Dice el
evangelio que después de su bautismo Jesús recorrió Galilea llegando a su
propio pueblo. Allí pronunció su misión
como “llevar a los pobres la buena nueva”.
En el Evangelio de Lucas Jesús siempre mostraba la preocupación por los
necesitados. Tanto como dio vista al
mendigo ciego, él exhortó a los ricos que socorrieran a los indigentes. Ciertamente el papa Francisco nos entrega el mismo
mensaje hoy día cuando lava los pies de los inmigrantes encarcelados.
Después
de inaugurar su misión en Nazaret, Jesús una vez más emprendió el camino. Llegó al lago de Genesaret donde encontró a Simón
en su barca de pescar. Le dijo que fuera
“mar adentro” y echara sus redes.
Resultó en una pesca tan grande que Simón lo reconociera como el Señor y
junto con los hermanos Santiago y Juan lo siguiera en el camino. Deberíamos haber escuchado a Jesús decirnos a
nosotros también que fuéramos “mar adentro” – eso es, que dejáramos la codicia
para tomar en serio la invitación para seguirlo.
Para que
no pensáramos que el llamado al discipulado se dirija sólo a los hombres, el
evangelio hizo hincapié en el acompañamiento de varias mujeres. Eran personas generosas y agradecidas, sin
duda atraídas a Jesús por su gran compasión a los débiles. Nos aseguró que cada uno de nosotros – seamos
mujer o hombre, rico o pobre, analfabeto o culto – puede incluirse en la
compañía de Jesús. Sí, tendremos que
hacer ajustamientos en nuestras vidas, pero no tenemos que preocuparnos de ser
rechazados por las características superficiales.
En un
punto la narrativa contó que Jesús hizo la decisión firme a viajar a Jerusalén. Fue un momento decisivo; pues él sabía que iba
a sufrir como otros profetas en la ciudad santa. Pero precisamente como un profeta tenía que
manifestar el amor transcendente de Dios para el mundo por entregarse a la
muerte. Como sus compañeros, nosotros no
podemos escapar ser tocado por el sufrimiento.
A veces sentiremos como faltando algún placer por haber visitado a los
solitarios. Sin embargo, solamente
estaremos actuando en sintonía con nuestro compañero Jesús para que experimentemos
su destino.
Ahora
encontramos a Jesús en la cruz entre dos bandidos. Parece ser su última parada en la marcha de
la vida. Uno de los malhechores imita a
la muchedumbre burlándose de Jesús. El
otro, viendo el letrero en su cruz, lo reconoce como es: un rey verdadero. Continuamente en la pasión según san Lucas Jesús
ha mostrado la noble misericordia. Sanó
la oreja cortada del criado en el jardín.
Remedió la enemistad entre Herodes y Pilato. Consoló a las mujeres de Jerusalén lamentando
la injusticia hecha a él. Ya confiere la
vida eterna a un pecador con sólo una semblanza de arrepentimiento y una
sincera petición para socorro.
Pero la
cruz no pudo detener a Jesús. Lo
encontramos de nuevo en camino con dos de sus discípulos dos días después de su
muerte. Sus discípulos andaban
desconcertados por lo que había pasado.
Pero él les animó de modo que cuando llegaron a la población Emaús, se les
revelara como resucitado en el partir del pan.
Así Jesús camina con nosotros animándonos en el camino de la vida. Así lo reconocemos en la misa donde nos parte
el pan.
1 comentario:
Yo participo de un grupo religioso y nos gusta ir a distintas ciudades para conocer a distintos creyentes y compartir salidas, charlas, etc. nuestro próximo viaje es hacia Australia por lo que estamos en busca de Vuelos a Australia, hoteles y excursiones para realizar allí.
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