La Epifanía del
Señor
(Isaías 60:1-6; Efesios 3:2-4.5-6; Mateo 2:1-12)
Hace
sesenta años los muchachos apreciaban regalos de ferrocarriles de modelo. Al recibir un equipo de trenes para la
Navidad un año, lo agregaron en los años siguientes. Además colocaron casas, tiendas, y jardines
al lado de los carriles para crear un
pueblo en miniatura. Se puede ver la
historia de los magos así. No sólo es
una de las historias más conocidas en el evangelio sino también representa todo
el evangelio en miniatura.
Para
entender el propósito del evangelio tenemos que recordar las circunstancias de
su escribir. Mateo escribió el evangelio
cincuenta años después de resurrección de Cristo. Como la segunda lectura nos indica, eran los
paganos que acudían a Cristo entonces.
Mateo cuenta de los magos representando a estos paganos. Los magos no son reyes sino sabios buscando
el significado de la vida. Son como
muchos de nosotros hoy en día. Cuando
llegamos a una crisis como la diagnosis de una enfermedad seria nos preguntamos:
¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es el
propósito de mi vida?
Podemos
examinar varias opciones para la vida: vivir en una casa grande, tener el más
placer como posible, dejar el mundo mejor que antes. La historia de Jesucristo provee otra
posibilidad. Dice que él resucitó de la
muerte. ¿Puede ser esto nuestro
destino? Pero para entender a Jesús, hay
que estudiar las escrituras de los judíos.
Ellas nos indican que Jesús es la culminación de una historia larga y
profunda. Comienzan con el pecado de
Adán y termina con Jesús enviando a sus discípulos para ensenar a todos los
pueblos. En el evangelio los magos ven
la estrella de Jesús en los cielos.
Representa la posibilidad de cumplir la búsqueda para la sabiduría en
Jesús. Sin embargo, porque la ciencia natural
no es suficiente para llegar a la salvación, los magos necesitan pedir la ayuda
de la revelación de Dios a Israel.
Al
escuchar a los magos, los judíos consultan sus escrituras para enterarse del
lugar del mesías. Pero no quieren irse a
encontrarlo. Más bien su jefe Herodes
planea a matarlo como rival a su reinado.
Su trama será frustrada ahora.
Pero en triente años los líderes judíos cumplirán su deseo para eliminar
a Jesús. Desgraciadamente a veces algunos
de nosotros piensan como Herodes. Vemos
a Cristo como si fuera un adversario que quiere quitarnos la felicidad. Los jóvenes no quieren acatar sus enseñanzas
sobre el sexo. Los adultos no quieren
que su eucaristía interfiera con los partidos de fútbol.
Pero
seguir a Cristo no nos lleva a la infelicidad sino el contrario. Al hacernos bondadosos como él, ganamos
relaciones satisfactorias. No sólo
tenemos la paz en la vida natural sino también la esperanza de la vida con
Cristo resucitado. La primera lectura
nos da una vislumbre de esto. Muestra
los pueblos foráneos escapando las tinieblas de sus tierras – la violencia, el
orgullo, y la lujuria que dificultan tanto la vida. Estos pueblos llegan a la luz de Dios que
llena Jerusalén. Asimismo los magos
encuentran a Jesús en Belén con corazones contentos porque él tiene la
sabiduría que han estado buscando.
La
historia de los tres magos es como un preludio de una ópera. Toca los grandes tonos que van a ser
desarrollados durante la actuación.
Escuchamos de cómo Jesús cumple las escrituras antiguas. Oímos cómo enfrenta la oposición de los
líderes judíos en su ministerio.
Percibimos cómo Dios frustra los planes de los adversarios de Jesús por
resucitarlo de la muerte. Estamos
comenzando ya otro año de iluminación por la historia de Jesús. Que la sigamos con atención. Vamos a llegar más cerca de nuestro destino.
Que la sigamos con atención.