EL QUARTO DOMINGO ORDINARIO
(Jeremías
1:4-5.17-19; I Corintios 12:31-13:13; Lucas 4:21-30)
No es lo
que sepas es a quién conoces que cuenta. A veces la vida parece así. No tienes que trabajar para tener éxito. Sólo tienes que engraciarte con el jefe. Así la gente de Nazaret piensa en el
evangelio hoy.
Jesús ya
ha terminado predicar con la fuerza de un relámpago. Dijo a sus conciudadanos que él ha sido
ungido por Dios para apoyar a los necesitados.
Por estas palabras recibe los halagos de todos. Pero siente molesto con el comentario de una
persona. Escucha a un paisano preguntando
si él no es hijo de José.
Presuntamente
el hombre que echa el comentario no quiere simplemente identificar a
Jesús. Más bien quiere aprovecharse de
él. Quiere que Jesús haga maravillas en
Nazaret porque es hijo del mismo pueblo.
No le interesa a este hombre la preocupación de Jesús por los
pobres. Quiere que Jesús favorezca a sus
propios paisanos.
Jesús
responde sin demora. Tratará a los
nazarenos como los profetas Elías e Eliseo trataron a sus paisanos en sus épocas. Eso es, no va a ayudarles nada porque rehúsan
el mensaje que les ha entregado de parte de Dios. Jesús les ha venido para llamarles a un mayor
compromiso a los demás. En su manera de ver, si la gente no quiere
comprometerse junto con él a los marginados, no va a ver la gloria de Dios.
¿Asemejamos
nosotros los ciudadanos de Nazaret? ¿Queremos
que Jesús nos ayude sin que acatemos a su llamado al arrepentimiento? No es inaudito que encuentre a un católico
con su bolsillo lleno de letanías y su boca con chismes. Si fuéramos a preguntar a tal persona, ¿dónde
está la caridad? Nos respondería que la caridad empieza por uno mismo. Esto no es indicativo de un compromiso a los modos
de Jesús. San Pablo nos instruye mejor
en la segunda lectura donde dice: “El amor es comprensivo, el amor es
servicial…no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor…”
Se
encuentra esto tipo de amor particularmente en los santos. Un tal santo, todavía no canonizado, se
encargaba del departamento del drama a la Universidad Católica en Washington
por muchos años. Era tan reconocido que todos los años visitaba al presidente
de la república para informarle sobre el estado de las artes. Cuando se hizo viejo no podía seguir
dirigiendo las obra dramáticas, pero no se separó por eso de los estudiantes. Venía a los ensayos con donuts para los
actores-estudiantes. Se decía que este
padre nunca habló mal de nadie. Siempre
era bondadoso en sus juicios. Por esta
razón cuando murió, la basílica nacional estuvo llena de admiradores para su funeral.
Dijo un
gran filósofo que deberíamos tratar a la gente siempre como fines y nunca como
medios. Es la diferencia entre los paisanos de Nazaret y el ciudadano del
pueblo más conocido. Los paisanos
quieren aprovecharse de Jesús por su propio bien. Entretanto Jesús ha venido para apoyar a los
pobres. Que siempre sigamos a este
ciudadano y no a sus compatriotas. Que
siempre sigamos a Jesús.
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