EL DOMINGO DE PENTECOSTÉS (MISA DEL DÍA)
(Hechos 2:1-11; Gálatas 5:16-25; Juan 15:26-27.16:12-15)
Algunos
del movimiento protestante llamado Cuáquero tienen un modo extraño de orar a
Dios. No usan ni palabras ni ritos sino
se sientan orando en silencio. Sin
embargo, estas personas son famosas por su dedicación a las obras de
servicio. Sucedió que un día un católico
asistía en un encuentro cuáquero. Se sentía
incómodo porque nadie dijo nada a la hora designada para el comienzo. Después de quince minutos preguntó a un
miembro de la comunidad cuándo comenzará el servicio. La persona respondió: “El servicio comienza
cuando termine la oración”. Parece que
algo semejante pasa en la primera lectura.
La comunidad de discípulos se ha reunido para
la fiesta judía de Pentecostés. La gente
celebra el día de la entrega de la Ley de Dios cincuenta días después de su escape
de Egipto. Ya los seguidores de Cristo
recibirán una ley nueva, interior y más eficaz.
Oyen un swoosh como el sonido
de un IPhone enviando mensajes. De
repente ven lenguas de fuego simbolizando la presencia del Espíritu de Dios
sobre todos. El Espíritu Santo ya ha
llegado como un pistón llevando a cada uno a dar testimonio a Jesucristo.
Los apóstoles predicarán a Jesús como dice el
evangelio. Su insistencia que realmente tuvo
lugar la resurrección de Jesucristo les costará sus vidas. Los demás discípulos también darán testimonio
con sus vidas pero no de modo sangriento.
Siguiendo al Espíritu, van a vivir en un modo diferente de aquel del
mundo. Como dice San Pablo en la Carta a
los Gálatas van a dejar atrás el “desorden egoísta”. No van a mostrar nada de la lujuria, las
divisiones, y las envidas. Más bien
serán conocidos por la alegría, la bondad, y el dominio de sí mismo. Estos son los efectos del Espíritu
funcionando como ley interior.
Asimismo nosotros somos llamados a dar
testimonio. Deberíamos hablar de nuestra
esperanza a resucitar de la muerte como Jesús.
El testimonio se volverá elocuente por mostrar al mundo un nuevo modo de
vivir. Cuando vivimos alegres, benignos,
y auto-dominados, los demás se percatarán de la presencia del Espíritu Santo. Cuando vivimos como personas nuevas, se
percatarán del Espíritu Santo.
1 comentario:
VEN DULCE huesped del alma....
Saludos padre Carmelo, aun estoy en Miami. Espero verlo pronto.
Awilda
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