La Solemnidad de la Santísima Trinidad
(Deuteronomio
4:31-34.39-40; Romanos 8:14-17; Mateo 28:16-20)
Una autora
recientemente describió su camino de fe.
Vino de un tipo de hedonismo a la verdadera fe católica. Dice que fue bautizada como niña en la
Iglesia Episcopal pero se crió sin mucha formación cristiana. En la universidad participó en el libertinaje
que caracterizó los años mil novecientos setentas. Como resultado se hizo enferma y desde la
enfermería experimentó una conversión intelectual a Jesús. Por un rato conoció la paz de Cristo pero sin
la base firme se cayó de nuevo en el pecado grave. Entonces conoció a una sanadora cristiana
llamada Graciela. Así la escritora tuvo
una experiencia realmente transformadora.
Dejó el modo de vivir pecaminoso y tomó parte en el ministerio. Primero asistía a iglesias evangélicas pero
eventualmente se hizo católica.
La
autora recalca con el papa Francisco la importancia que la Iglesia sea un
hospital de campaña. Como en su caso con
la sanadora, la Iglesia debe ofrecer los servicios de socorro y consolación. Pues en este mundo de placeres dañinos muchos
quedan heridos ambos psicóloga y físicamente.
Pero, dice ella, la Iglesia tiene que ser más que una caridad. La Iglesia es el guardián de las tradiciones
y la sabiduría de las edades. Como tal
la Iglesia tiene que disponer estos recursos al servicio del pueblo. Nunca debería abandonar los sacramentos y la
teología como sus instrumentos primarios.
Pues sólo por ellos puede desarraigar el pecado.
La
fiesta de hoy representa una de las tradiciones más antiguas y céntricas de
nuestra fe. La doctrina de la Santísima
Trinidad fue desarrollada en los primeros cuatro siglos de nuestra época. En ese tiempo respondió a varios errores en
cómo pensar en Dios. Dice que el Padre,
el Hijo, y el Espíritu Santo son el único Dios.
Pero no son tres partes de una unidad ni son tres modos de considerar la
misma unidad. Cada uno de las tres
personas es distinto y cada uno comprende la totalidad de Dios. Exactamente cómo existen así es un misterio difícil
a entender pero necesario a aceptar. Pues
se puede decir que si el Hijo no fuera Dios, no tendría el valor de salvarnos
del pecado. Y si el Espíritu no fuera
Dios, no podría hacernos hijos de Dios y herederos del cielo.
Nos cuesta
entender cómo las tres personas de la Santísima Trinidad pueden ser uno. También cuesta comprender cómo él único Dios
puede ser tres. Pero nuestra tarea en
primer lugar es creer en ella, no entenderla.
En segundo lugar y aún más importante que nos realicemos la eficacia de
ella. Que seamos amorosos como el Padre,
valerosos como el Hijo, e iluminadores como el Espíritu. Así podemos ir por el mundo como el Señor
Jesús nos dice en el evangelio. Podemos mostrar
a los lastimados por las drogas sonrisas acogedores. Podemos decir a los desilusionados por el
Internet palabras de comprensión. En breve podemos actuar, al menos un poco, como
el Dios en que creemos.
1 comentario:
Gracias padre Carmelo. Excelente reflexiòn para nuestro crecimiento. Dice usted: "La Iglesia es el guardián de las tradiciones y la sabiduría de las edades. Como tal la Iglesia tiene que disponer estos recursos al servicio del pueblo. Nunca debería abandonar los sacramentos y la teología como sus instrumentos primarios. Pues sólo por ellos puede desarraigar el pecado".
Sin embargo fìjese como lamentablemente no lo aplicaron en nuestra Parroquia, cuando NO le abrieron la Iglesia a los graduandos de 4to año del Holy y a sus respectivos padres ( que los acompañarìan), y màs no recibir la bendiciòn. Y màs lamentable que tuvieran que buscar un Pastor protestante que sì con mucho amor le impartiò la bendiciòn. Aùn estoy en Miami, pero estoy al tanto. Y no sentir se lo hice saber a padre Osorio, como Sìndico. Eso no debe volver a ocurrir, independirnte del proceder de los jòvenes. Hay maneras para hacerlos reaccionar, y no como lo hicieron, causando una herida que dejarà huellas profundas.
Perdone, pero es que su homilia me ha hecho reaccionar nuevamente a ese asunto. Desde ese momento he orado por esa situaciòn.
Bendiciones.
Awilda
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