El domingo, 21 de febrero de 2021

 EL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

(Génesis 9:8-15; I Pedro 3:18-22; Marcos 1:12-15)

Dicen que la Escuela de Ranger de Ejército es la prueba más dura para los líderes de soldados.  Se comprende de sesenta-uno días de entrenamiento para desarrollar las habilidades en batallas de fuego directo.  No solo el participante tiene que actuar difíciles maniobras, sino también tiene que funcionar con menos de cinco horas de dormida.  En la lectura evangélica hoy se ve Jesús sometiéndose a una prueba parecida a la Escuela de Ranger de Ejército.

Dice la lectura que Jesús está tentado por Satanás durante cuarenta días.  El Evangelio según San Marcos no explica las tentaciones.  Sin embargo, se puede decir que, teniendo una naturaleza humana, Jesús es tentado como todos los seres humanos.  Se le propone que considere sus propios deseos como prioritarios, más importantes que las necesidades de los demás.  Hoy día vemos este tipo de tentación en los reclamos de algunas gentes de ser vacunadas antes de los demás.  Más generalmente, se ve en la voluntad de tener casi todo según nuestro propio modo. 

La temporada de Cuaresma nos ofrece cuarenta días para ser probados junto con Jesús.  Deberíamos entenderla como un entrenamiento para vivir en un modo nuevo.  Jesús va a instruirnos cómo frenar nuestros propios deseos para servir a los demás.  Nos ayudará dejar los hábitos que nos debilitan.  Algunos están tan consumidos de tomar alcohol que los cocteles de la noche ocupen su atención todo el día.  Este tipo de persona debería considerar dejar de tomar alcohol durante los cuarenta días.  Otros son tan concentrados en su trabajo que terminar las tareas antes de acostarse asuma una prioridad suprema.  Sería provechoso para este tipo de persona que ponga más confianza en Dios por tomar el descanso necesario por su salud.

La segunda lectura provee otra clave para entender el significado de Cuaresma.  La Carta de Pedro compara las aguas del Bautismo con las del diluvio.  Como las aguas del diluvio entregaron a Noé y su familia del mundo penetrado con pecado, así las aguas del Bautismo nos han entregado a nosotros.  Durante la Cuaresma nos preparamos a renovar las promesas bautismales el domingo de Pascua.  Junto con los catecúmenos vamos a dedicarnos de nuevo a Cristo.  Podemos considerar las promesas como las aguas que no solo nos lavan del pecado sino también nos iluminan el camino cristiano.  Es como si las aguas se llevaran toda la contaminación del aire de modo que por la primera vez podamos ver adelante. 

Aunque no informa sobre las tentaciones desérticos, el evangelio cuenta de su resultado.  Dice que Jesús va para predicar la buena nueva.  “…el Reino de Dios ya está cerca – proclama Jesús – Arrepiéntanse y crean…”  Vale reempaquetar este mensaje para el mundo hoy y proclamarlo de nuevo.  Aunque hay iglesias en cada sector del pueblo, la gente no más vive adhiriendo la fe.  La mayoría de las personas piensa que es aceptable cohabitar antes de casarse.  Entretanto muchos niños viven sin ambos la madre y el padre en el hogar.  Nuestra sociedad necesita ahora más que nunca el mensaje de la voluntad de Dios para ella.

¿Cómo vamos a entregar el mensaje?  Muy pocos tienen la oportunidad de proclamarlo del púlpito.  Pero todos pueden predicarlo por dar buen ejemplo.  Podemos aprovechar de este tiempo de Cuaresma.  Si no podemos visitar a los enfermos, podemos apoyar las caridades que lo hacen.  En lugar de siempre comentar de las faltas de los demás, podemos señalar sus virtudes.  Los viernes podemos no solo abstener de carne sino preparar comidas sencillas como arroz y frijoles.  Si nos preguntan por qué, podemos responder que por el sacrificio queremos demostrar nuestro amor a Cristo.  También podemos cerrar la tele para leer el evangelio y pedir la ayuda de Dios por otras personas.

¿Recordamos el cine "Rocky"?  Cuando el protagonista comenzó el entrenamiento para el campeonato de boxeo, tenía mucha dificultad.  Hacer ejercicio en la madrugada era tan desafiador como nadar en aguas heladas.  Pero por el fin del tiempo se ha puesto como hombre viviendo en una manera completamente nueva.  Es así si nos aprovechamos de la Cuaresma como período de iluminación.  Por la Pascua seremos más bondadosos, más tranquilos, y más enamorado del Señor.

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