El domingo, 7 de marzo de 2021

 TERCER DOMINGO DE CUARESMA

(Éxodo 20: 1-17; I Corintios 1: 22-25; Juan 2: 13-25)

¿Qué es la ley para un judío? Un erudito judío lo llama "un yugo que se convierte en árbol de vida". Es un maestro exigente del que nunca podríamos sacar una “A”.  No obstante, este maestro nos enseña no solo cómo pensar sino también cómo vivir. Jesús, siendo un judío devoto, amó la Ley y la vivió en cada momento de su vida.

En el evangelio de hoy, Jesús actúa según el primer principio de la Ley. Encuentra a los vendedores y cambistas del templo convirtiendo sus negocios en dioses. Siendo Hijo de Dios con derechos especiales en la casa de Dios, echa fuera a los infieles. El acto revienta la estructura social judía. "¿Con qué autoridad actúa como policía del Templo?" la gente se preguntaría. Los sacerdotes lo ven como pura insolencia. "¿Quién es él para determinar el bien y el mal en el templo?" ellos se enfurecerían. Como no pueden tolerar su audacia, conspirarán para ejecutarlo.

¿Cómo debemos pensar en el celo de Jesús? Sin concesiones con los mercaderes del templo, encontraría igualmente intolerable nuestro aferramiento al poder, el placer, la fama o la fortuna. Nos pide que dejemos de lado esas actividades y le prestemos atención. Nos promete Jesús que encontraremos a Dios, nuestro Padre también, al seguir su camino. Es decir, debemos vivir con letra y coma los Diez Mandamientos que forman el corazón de la ley. Además, debemos amar a los demás tanto como a nosotros mismos.


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