El domingo, 18 de diciembre de 2022

 CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

(Isaías 7:10-14; Romanos 1:1-7; Mateo 1:18-24)

Todos sabemos que las acciones hablan más que las palabras.  Nadie en la historia prueba esta verdad más que San José.  En los evangelios no dice ni una sola palabra.  Sin embargo, sus acciones han facilitado la venida del Salvador del mundo.

El Evangelio según San Mateo presenta a San José como “hombre justo”.  Es justo porque no solo conoce la ley de Dios sino también su propósito y porque la vive.  Sabe que la ley es para formar a la persona en los modos de Dios.  Los fariseos también conocen la ley, pero la manipulan para su propio provecho.  El Santo Óscar Romero dijo: “La ley es como una culebra; solo pica a los descalzados”.  Así los fariseos explotan la ley en los evangelios.

José vive la ley aun cuando piensa en divorciarse de María “en secreto”.  Los dos han contratado el matrimonio pero no han vivido juntos.  Por eso, cuando José se entera que María está embarazada, sabe que él no engendró al bebé.  Porque es posible que hubiera adulterio, José quiere aprovecharse de la parte de la ley que permite divorcio.  De esta manera mostraría respeto para la institución del matrimonio.  Pero lo haría “en secreto”, eso es, sin un juicio.  Otra vez José se muestra como hombre justo.  Si un juicio descubriera que no fue caso del adulterio sino de la violación, María sería sometida innecesariamente a la reprobación pública.

Cuando el ángel aparece a José, él sigue actuando como hombre justo.  No demora ni un momento a cumplir la voluntad de Dios.  Lleva a María a su casa, y cuando nace el bebé, él le pone el nombre “Jesús”.  Para entender el significado de estos actos, tenemos que conocer algo de las costumbres del judaísmo en el primer siglo.  En ese tiempo el hombre que nombra al hijo fue considerado el padre legal del nacido.  Es importante que José del linaje de David nombre al hijo de María paraque él también sea descendiente de David, el rey más grande de Israel.  En el Antiguo Testamento Dios prometió a David que tendría a un descendiente cuyo reino durará para siempre.  Ahora Jesús puede asumir este oficio.

El nombre “Jesús” también tiene significado en sí mismo.  Quiere decir “el Señor salva”.  Es apropiado para Jesús porque va a salvar no solo a su pueblo sino también el mundo entero del pecado.  Mateo nos da indicación de esta salvación universal cuando los magos vienen de lejos para adorar al niño Jesús en Belén.  Al final del evangelio Jesús enviará a los apóstoles a todos los pueblos para anunciarles la salvación en Cristo Jesús.

Pero se le da a Jesús otro nombre aún más importante y también tiene que ver con su linaje.  En la primera lectura Isaías dice al rey de Judá: “¡Escuchad, oh casa de David! ...la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”, eso es, “Dios con nosotros”.  Se cumple esta profecía en Jesús en dos modos.  Primero, María concibe y da luz a Jesús como virgen.  También Jesús es concebido por acción del Espíritu Santo que quedará con él siempre.

Meditando sobre la historia del origen de Jesús, nos preguntemos porque nos preocupamos tanto por regalos y fiestas durante Adviento.  San Mateo tiene algo que vale mucho más que estas cosas.  Él muestra el amor de Dios para nosotros por enviar a su Hijo a nosotros y por otra cosa casi tan maravillosa.  Por el mismo Jesucristo Dios nos hace posible que seamos aún más justos que San José.  Tenemos las enseñanzas de Jesús en el Sermón del Monte que nos sirven como guía. Aún más, Jesús nos ha compartido el Espíritu Santo paraque vivamos siempre su bondad y amor.

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