El domingo, 18 de junio de 2023

UNDÉCIMO DOMINGO ORDINARIO

(Éxodo 19, 2-6ª; Romanos 5:6-11; Mateo 9:36-10:8)

Con la celebración de la misa hoy reentramos plenamente en el “tiempo ordinario”.  Es nuestra oportunidad de aprender del ministerio de Jesús: cómo piensa y cómo responden a los retos de la vida.

Recordamos que este año leemos del Evangelio según San Mateo en la mayoría de los domingos.  Ahora escuchamos cómo Mateo percibe a Jesús evaluando la condición religiosa en Israel.  Ve al pueblo “como ovejas sin pastor”.  Sus líderes hacen hincapié en las finezas de la Ley como diezmar por las hierbas y especies, pero fallan a enseñarles los temas grandes como la humildad y la misericordia. Si el pueblo no recibe liderazgo más responsable, Jesús sabe que ellos resultarán como sus líderes actuales.  Eso es, explotarán la religión para verse como “buenos” mientras disimulan sus motivos codiciosos.

Se puede comparar la condición del Pueblo de Dios ahora con la del tiempo de Jesús.  Cuando hablamos del “Pueblo de Dios” actual, tenemos en mente la Iglesia católica.  Los israelitas se hicieron en el Pueblo de Dios original cuando llegaron a Sinaí como la primera lectura nos relata hoy.  Los seguidores de Cristo asumieron la distinción con la recepción del Espíritu Santo en Pentecostés.  Desafortunadamente, en muchas partes el Pueblo de Dios parece desilusionado.  La mayoría de los católicos no participa en la misa dominical.  Los jóvenes ni siquiera quieren ser identificados como “católicos”.  Pero el problema va más a fondo.  Muchos asisten en la misa principalmente por hábito.  No desean perfeccionarse en Cristo.  Ni quieren tomar la responsabilidad para el bien de la comunidad.  Más bien, están contentos con la mediocridad.

Los obispos buscan soluciones al fervor disminuyente de los fieles.  Patrocinan clases de formación y programas de renovación.  Promueven los movimientos como “el Camino de Emaús” y “Cristo renueva su Iglesia”.  Pero están luchando contra una cultura que se ha hecho hostil a la religión.  El escándalo del abuso sexual ha creado dudas.  También la ciencia ha sido exitosa a proveer remedios para todos tipos de dificultades y contestas para la mayoría de las inquietudes humanas. 

Jesús ocupa una estrategia nueva para enfrentar el desafío en Israel.  Llama a los mejores de sus discípulos para predicar el Reino de Dios en los caminos.  Les capacita curar a enfermos, echar demonios y, increíblemente, resucitar a los muertos.  No les permiten hacerse ricos por sus esfuerzos.  Más bien, les instruye que rehúsen pago porque no es su capacidad que logre milagros sino lo del Espíritu Santo.

Nos hacen falta voluntarios hoy en día como los apóstoles para tomar responsabilidad por el bien de la Iglesia.  Jóvenes pueden sacrificar uno o dos años después de cumplir su educación básica para hacer ministerios de pleno tiempo.  Existen ya oportunidades para servir como ministros en los campos universitarios y como misioneros laicos en el extranjero.  Los adultos pueden comprometerse a un ministerio laical que sirva a aquellos en los márgenes de la comunidad.  Hacen falta personas para traer la Palabra de Dios junto con la Sagrada Comunión a los asilos de ancianos. 

Hoy celebramos el Día de los Padres.  Es tiempo de agradecer a nuestros papás.  ¿Por qué?  ¿Simplemente por pasar sus genes a nosotros?  No, esto no vale la estima.  Además, por proveer de las necesidades materiales nuestras, honramos a nuestros padres por enseñarnos la responsabilidad.  Los mejores padres instruyen a sus hijos cómo ser responsables a Dios y a sus esposas.  Muestran la responsabilidad por la familia y también por la Iglesia, el Pueblo de Dios.

Para la reflexión: ¿Cómo puedo mejorar mi servicio a la Iglesia? 

No hay comentarios.: