El domingo, 18 de febrero de 2024

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA, 18 de febrero de 2024

(Génesis 9:8-15; I Pedro 3:18-22; Marcos 1:12-15)

Siempre en el primer domingo de cuaresma escuchamos que Jesús es tentado en el desierto.  Probablemente la mayoría de nosotros recordamos cómo Satanás reta al Señor que cambie piedras en panes y se postre delante de él.  Sin embargo, el pasaje del Evangelio según San Marcos que acabamos de oír no dice nada de los contenidos de las tentaciones.  Solo informa que el Espíritu Santo impulsa a Jesús al desierto.  No es correcto pensar que Marcos tenga en mente las mismas tentaciones como los de Mateo y Lucas. De hecho, parece que Marcos tiene otra idea de tentación.

La palabra para tentación tiene dos sentidos.  Puede ser un intento de seducir a una persona con cosa atractiva traicionar los principios de su vida.  O puede ser probar a la persona para fortalecerla. Porque el Espíritu Santo origina la tentación y que no hay ninguna sugerencia de decepción, probablemente es pretendida como una prueba y fortalecimiento.

Se puede comparar la tentación de Jesús en el Evangelio de Marcos con la Escuela Ranger del Ejército de los Estados Unidos.  Preparándose para el combate, los soldados entrenan por más de sesenta días en condiciones extremamente rigurosas.  Comen solo 2,200 calorías y duermen por promedio solo 3.5 horas diariamente.  Seguramente después de un curso tan retador los soldados serán entre los más listos para la guerra en el mundo.  Así Jesús se prepara para la misión que está para comenzar.  Predicará “el Reino de Dios” que salva al mundo de la perdición y le da la paz.

Debemos pensar en la Cuaresma como nuestro entrenamiento para continuar esta misión de Jesús.  En el mundo hoy la cultura por gran parte ha dejado atrás la religión.  Las canciones populares cuentan de encuentros sexuales, no de visitas al párroco para casarse.  Se reservan las mañanas de domingo aún más para partidos de fútbol o básquet que por acudir a la iglesia.  La Navidad es para darse al uno y otro los regalos, no de adorar al Niño redentor. Y se recuerda la Pascua por buscando huevos y comiendo chocolates, no por la esperanza de la vida eterna. 

“¿Y qué es el problema?” preguntarán algunos.  El problema es que una vez que la sociedad pierda su religión, pierde también su núcleo que sostiene todas partes juntas.  Como resultado, comenzará a deshacerse.  Sin religión, la sociedad no sería responsable al Único que no se puede engañar.  Pronto se aparece problemas enormes.  Vemos indicaciones del deshacer ahora en nuestra sociedad.  Un número creciente de adolescentes intentan a suicidarse.  Los medios de comunicación regularmente dan desinformación para manipular al público a conformarse con su propia perspectiva.  Con la preocupación con el sexo sin la intención de tener familia, la población se hace más disminuida, vieja y débil.

Es de todos nosotros dar testimonio a Jesucristo que incorpora en sí mismo el Reino de Dios.  Lo hacemos en primer lugar con vidas rectas. La disciplina de Cuaresma a decir “no” a las ofertas continuas de comer y beber más nos fortalece moralmente.  El compromiso cuaresmal a la oración nos pondrá más cerca a Dios, siempre nuestro recurso principal en la misión.  Y los esfuerzos por los necesitados nos aproximarán la prioridad de Jesús para los pobres.

¿Por qué al principio de la Cuaresma los sacrificios parecen como un reto insuperable, pero al final del tiempo parecen como no gran cosa?  ¿Puede ser que estemos demasiado laxos ahora y nos haga falta un despertamiento para vivir realmente bien? Como con Jesús, el Espíritu Santo está impulsándonos adelante.  ¡Que no nos girémonos del reto!

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