El domingo, 25 de enero de 2015


EL TERCER DOMINGO ORDINARIO

(Jonás 3:1-5.10; I Corintios 7:29-31; Marcos 1:14-20)



En 1992 les permitió a los Estados Unidos seleccionar entre los profesionales para el equipo de baloncesto de los Juegos Olímpicos.  El resultado fue lo que se llamaba el “equipo de ensueño”.  Los jugadores seleccionados incluyeron a Michael Jordan, Magic Johnson, y Larry Bird.  En los partidos ningún otro equipo pudo acercarse a ello.  Fue casi demasiado bueno para ser creído.  El evangelio tiene un mensaje que también parece como un sueño casi demasiado bueno para ser creído. 

Dice la lectura que Jesús anda en Galilea predicando el “Evangelio de Dios”.  Suena un poco rara esta frase, ¿no?  ¿Qué significa?  El “Evangelio de Dios” es que Dios quiere a cada persona humana, sea rica o pobre, morena o blanca, cristiana o musulmán.  Ama también a los fetos destinados a ser abortados.  Aun a sus madres que por temor o por dureza consienten al crimen, les ama Dios.  

Parece que hemos llegado al momento en que le gente se harta del aborto.  Al menos podemos decir que más y más se permiten leyes limitando la práctica.  Por fin la gente ve lo que el aborto es en sí: la masacre de los más vulnerables entre los seres humanos.  La posibilidad que ha llegado el fin del aborto corresponde a lo que Jesús dice en el evangelio: “Se ha cumplido el tiempo”.  Eso es, el tiempo de espera, de Juan Bautista y los profetas del Antiguo Testamento anunciando el Mesías, ha pasado.  Ha llegado el Hijo de Dios para enseñarnos cómo vivir como un pueblo recto en un mundo decaído.

La primera lección de Jesús es: el “Reino de Dios está cerca”.  Este Reino no es un territorio que nos acercamos sino un poder que nos viene.  Es la luz penetrando la sombra del descuido del mundo contemporáneo.  En el evangelio es Jesús mismo curando a los enfermos.  Hoy día es la gente dándose cuenta de su ceguera como pasó a una mujer hace seis años.  La señora Abby Johnson escoltaba a mujeres a la cámara del aborto cuando le pidieron a ayudar con un aborto guiado por el ultrasonido.  Entonces ella vio por la primera vez el bebé dentro del seno de su madre luchando contra la aspiradora chupando su vida.  Johnson dejó el trabajo y ahora es parte del movimiento pro-vida.  También el Reino es el amor de las muchas personas que ofrecen a las madres de hijos no nacidos los recursos para dar luz a sus hijos. 

Para aprovecharnos del poder del Reino tenemos que arrepentirnos.  Es decir tenemos que dejar la mentalidad que favorece el aborto.  Esta perspectiva ve la intimidad sexual como el entretenimiento de los bellos.  Debemos reemplazar este tipo de pensar defectuoso con una consciencia que acepta la intimidad como ha sido creada – el modo más palpable para los cónyuges a expresar su afecto.  En torno, querremos ver el aborto como la tragedia que es –el cuchillo con que las madres traicionan sus deseos más profundos y también la pandemia atacando las minorías.  En el evangelio los dos equipos de hermanos muestran el tamaño de la conversión imaginado por el evangelio.  Primero, Pedro y Andrés, entonces Santiago y Juan dejan todo – su sustento y sus familias para seguir a Jesús.  La primera lectura donde toda la ciudad de Nínive se arrepiente es aún más demostrativa del tipo de conversión previsto por el Reino de Dios. 

En los últimos años hemos visto una revolución en el número de fumadores.  Hace sólo cincuenta años hubo el olor del humo de cigarro en casi todos los lugares públicos.  Ahora el caso es casi lo opuesto.  Tanto por leyes limitando la práctica como por la mayor consciencia de la gente se ha eliminado virtualmente el fumar.  Esperamos que lo mismo esté pasando con el aborto.  No es un hecho completo todavía.  Por eso, no deberíamos dejar de rezar.  Pero por lo menos es imaginable que vamos a ver el día en que los abortos son tan raros como ceniceros en restaurantes hoy.  Qué sigamos rezando por el fin del aborto. 

No hay comentarios.: