CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
(II Samuel
7:1-5.8-12.16; Romanos 16:25-27; Lucas 1:26-38)
En un
ensayo una interna médica atestigua la soledad sentida durante la pandemia
Covid. Cuenta de una mujer que tiene
problemas visitar a su bebé recién nacido que queda en el hospital. Relata otra historia de un agonizante cuya
familia no puede despedirse de él por las restricciones de visitantes. Describe también la frustración de una mujer
que no se permite acompañar a su madre anciana en el departamento de
urgencia. Estas historias nos ayudan
entender porque el evangelio hoy constituye “buenas noticias”.
Cuando el
ángel Gabriel se le dirige a la virgen María, él da eco a las palabras de Dios
a David en la primera lectura. Dice
Gabriel Dios dará a su hijo “el trono de David, su
padre”. Añade que “su reinado no tendrá
fin”. David era el gran rey de
Israel. Fue invencible en batalla, pero
sometido a Dios en la lucha contra el pecado.
Aunque cometió grandes errores, tenía la humildad a pedir perdón a
Dios. No obstante, la gloria de Jesús
sobrepasará la de David. Con las
naciones apoyándolo, él vencerá todo mal.
Ni Covid, tan mortal como sea, puede vencerlo.
La victoria puede ser detectada en la
producción de las vacunas. La vemos
también aún más en los trabajadores que rehúsan a dejar sus puestos en la
primera línea. Entre otros muchos médicos,
enfermeras, y técnicos cristianos se arriesgan la salud todos los días. Otras personas muestran la victoria de Cristo
sobre el mal como voluntarios que ayudan a los marginados en el nombre de
Cristo. Nos llena de esperanza ver la
repuesta humana a la amenaza del virus.
Porque es “hijo de David”, el gran rey, se puede identificar a Jesús
como el líder del movimiento.
Tan significante que sea ser “hijo de David”,
es aún más beneficioso a nosotros que Jesús es “Hijo de Dios”. De su nacimiento en adelante, Dios no estará ni
físicamente retirado de su pueblo. Nos
dará la consolación para aguantar los contratiempos mientras buscamos la
rectitud. Un psiquíatra aguantó el
campamento de concentración nazi.
Después del horror analizó cómo podían algunos sobrevivirla mientras
otros se dieron por vencidos. Concluyó
que la diferencia entre los dos grupos fue la presencia del significado. Aquellos que hallaron el significado en sus
vidas eran más inclinados a aguantar el castigo. La presencia de Dios nos da tal significado. Si no fuera para apoyarnos, ¿para qué razón se
hizo hombre?
Parece justo cuando nieva en la Navidad. La nieve pura y fresca cayendo al suelo
significa la venida de cielo a tierra.
Es símbolo apto de la venida de Dios a nosotros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario