El domingo, el 27 de diciembre de 2020

 La Sagrada Familia de Jesús, María y José

(Génesis 15:1-6.21:1-3; Hebreos 11:8.11-12.17-19; Lucas 2:22-40)

Hay mucha charla acerca de privilegio hoy en día.  Algunos dicen que la persona es privilegiada si tiene padres ricos. Otros cuentan como privilegio haber asistido una escuela privada.  Aun otros reclaman que la gente blanca es privilegiada.  Es cierto la riqueza y la educación buena son beneficios considerables.  Sin embargo, no son tan provechosos como tener padres justos.  Vemos este tipo de padres en las lecturas de la misa hoy.

En la primera y segunda lecturas Abram y Sara se muestran como una pareja comprometida al Señor.  Abram se parta de su padre cuando recibe el llamado de Dios.  A pesar de que Sara no le ha dado hijos, Abram queda fiel a ella. Es verdad que cuando Sara insiste, Abram tiene relaciones con su esclava.  Pero cuando Sara se da cuenta de su error, los dos despiden a la esclava y su hijo.  Sobre todo, Abram manifiesta la justicia cuando Dios le prueba hasta el fondo de su ser.  No niega a Dios, si es Su voluntad, el sacrificio de su único hijo. 

Con más coherencia aún María y José actúan como personas justas.  Van a Belén donde nace Jesús en obediencia de la ley del imperio.  El evangelio hoy les muestra acatando la ley de Dios por presentar a Jesús en el templo. Mas adelante Jesús llamará a su madre y hermanos “’los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen’”.  Esto no es rechazo de María sino el contrario.  Porque ella siempre cumple la palabra de Dios, se puede considerar María como su madre en dos sentidos.

Se puede decir con verdad que actualmente hay necesidad para padres justos.  El ambiente social distorsiona los valores necesarios para complacer a Dios.  Escuchen los “cantos navideños”.  Una vez expresaban la maravilla de tener el Hijo de Dios con nosotros.  Ahora son absorbidos con anhelos para regalos consumistas. Se puede ver otra distorsión de valores en la presentación de la promiscuidad.  En los cines y televisión se presentan relaciones sexuales fuera del matrimonio como buenas tanto para adolescentes como para adultos.

En este ambiente los padres de familia tienen que reflejar a Jesús.  Siempre será “la luz a las naciones” como lo llama Simeón en el evangelio.  Las madres reflejan a Jesús cuando instruyen a sus hijos acerca de Dios.  Los niños necesitan no solo el aprendizaje de oraciones sino también el testimonio del amor de Dios.  Los padres reflejan la luz a las naciones cuando transmiten a sus hijos el entendimiento correcto del sexo.  Los adolescentes, si no los muchachos, tienen que aprender que relaciones íntimas son reservadas para el matrimonio.  Tienen que apreciar que el sexo no es para la gratificación del yo sino para expresar el compromiso total al otro para siempre.

Estamos terminando un año que ha sido tanto prometedor como miserable.  Fue miserable por los problemas el virus causó para la salud, el trabajo y la escuela.  Fue prometedor porque las familias pasaron más tiempo juntas.  Esperamos que el año 2021 sea mejor en términos de la salud, el trabajo, y la escuela.  Pero que vea este año nuevo la continuación de familias reuniéndose.  Que las reuniones transmitan valores dignos de Jesús, la luz a las naciones. 

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