La Sagrada Familia de Jesús, María y José
(Génesis
15:1-6.21:1-3; Hebreos 11:8.11-12.17-19; Lucas 2:22-40)
Hay
mucha charla acerca de privilegio hoy en día.
Algunos dicen que la persona es privilegiada si tiene padres ricos.
Otros cuentan como privilegio haber asistido una escuela privada. Aun otros reclaman que la gente blanca es
privilegiada. Es cierto la riqueza y la
educación buena son beneficios considerables.
Sin embargo, no son tan provechosos como tener padres justos. Vemos este tipo de padres en las lecturas de
la misa hoy.
En la
primera y segunda lecturas Abram y Sara se muestran como una pareja
comprometida al Señor. Abram se parta de
su padre cuando recibe el llamado de Dios.
A pesar de que Sara no le ha dado hijos, Abram queda fiel a ella. Es
verdad que cuando Sara insiste, Abram tiene relaciones con su esclava. Pero cuando Sara se da cuenta de su error,
los dos despiden a la esclava y su hijo.
Sobre todo, Abram manifiesta la justicia cuando Dios le prueba hasta el
fondo de su ser. No niega a Dios, si es
Su voluntad, el sacrificio de su único hijo.
Con más
coherencia aún María y José actúan como personas justas. Van a Belén donde nace Jesús en obediencia de
la ley del imperio. El evangelio hoy les
muestra acatando la ley de Dios por presentar a Jesús en el templo. Mas
adelante Jesús llamará a su madre y hermanos “’los que escuchan la Palabra de
Dios y la cumplen’”. Esto no es rechazo
de María sino el contrario. Porque ella
siempre cumple la palabra de Dios, se puede considerar María como su madre en
dos sentidos.
Se puede
decir con verdad que actualmente hay necesidad para padres justos. El ambiente social distorsiona los valores
necesarios para complacer a Dios.
Escuchen los “cantos navideños”. Una vez expresaban la maravilla de tener el
Hijo de Dios con nosotros. Ahora son
absorbidos con anhelos para regalos consumistas. Se puede ver otra distorsión de
valores en la presentación de la promiscuidad.
En los cines y televisión se presentan relaciones sexuales fuera del
matrimonio como buenas tanto para adolescentes como para adultos.
En este
ambiente los padres de familia tienen que reflejar a Jesús. Siempre será “la luz a las naciones” como lo
llama Simeón en el evangelio. Las madres
reflejan a Jesús cuando instruyen a sus hijos acerca de Dios. Los niños necesitan no solo el aprendizaje de
oraciones sino también el testimonio del amor de Dios. Los padres reflejan la luz a las naciones
cuando transmiten a sus hijos el entendimiento correcto del sexo. Los adolescentes, si no los muchachos, tienen
que aprender que relaciones íntimas son reservadas para el matrimonio. Tienen que apreciar que el sexo no es para la
gratificación del yo sino para expresar el compromiso total al otro para
siempre.
Estamos terminando un año que ha sido tanto prometedor como miserable. Fue miserable por los problemas el virus causó para la salud, el trabajo y la escuela. Fue prometedor porque las familias pasaron más tiempo juntas. Esperamos que el año 2021 sea mejor en términos de la salud, el trabajo, y la escuela. Pero que vea este año nuevo la continuación de familias reuniéndose. Que las reuniones transmitan valores dignos de Jesús, la luz a las naciones.
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