EL
TERCER DOMINGO ORDINARIO
(Nehemías
8:2-4.5-6.8-10; I Corintios 12:12-30; Lucas 1:1-4.4:14-21)
Hace cuarenta años tal vez Jacobo Zabludovsky
fuera la persona más creíble en todo México.
El señor Zabludovsky reportaba las noticias en la tele todos los
días. Su manera seria pero amable ganó
la confianza de la mayoría del pueblo. Era tan respetable que sentíamos que
tuviéramos a un amigo en nuestras casas.
Tenemos sentir semejante del locutor en el evangelio hoy.
Llamamos el autor del evangelio “San Lucas”,
pero no nos deja su nombre en escrito.
No es así con el destinario de la obra.
Se llama “Teófilo”. Teófilo puede
ser un hombre particular. Sin embargo,
puede ser también todos los lectores del evangelio. Pues en griego Teófilo significa “amante de
Dios”. ¿No es que todos nosotros amemos
a Dios? Aunque es breve, esta
introducción al evangelio revela mucho más que esto.
Dice que “muchos han tratado de escribir la
historia” acerca de Jesucristo. En
cuanto podemos discernir, de los tres otros evangelios oficiales Lucas solo conocía
el Evangelio según San Marcos. Entonces las
otras historias de Jesús a que Lucas refiere fueron perdidas a través de los
años. No es necesario lamentar la
pérdida. A lo mejor eran como los testimonios
erróneos de los siglos siguientes. Hace
veinte años otra historia de Jesús ganó la fama. El código da Vinci causó gran molestia
entre los fieles. Pero porque no
correspondió a los cuatro evangelios oficiales de la Iglesia, ya es solo una mala
memoria.
Lucas escribe de sus propias intenciones
para su evangelio. Ha investigado las
historias de Jesús esmeraldamente. Ahora
quiere dejar un testimonio correcto y ordenado de la vida de Jesús. Se puede
ver la insuficiencia de otros testimonios aún en el Evangelio según San
Marcos. San Marcos no dice nada del
nacimiento de Jesús y poco de su resurrección.
La obra de Lucas también tiene defectos literarios. Pero es mejor estructurado y tiene mucha más
materia que la de Marcos.
La segunda parte de la lectura hoy nos presenta
la perspectiva de Lucas acerca de Jesús. Para él Jesús es el campeón de los
pobres. Jesús dice en su primer discurso
del evangelio que ha venido para traer alivio a los pobres y necesitados. Ciertamente Jesús tiene en mente los mendigos
y jornaleros. Pero no quiere dejar afuera de su misión a los profesionales y
ricos. Todos nosotros tenemos que
reconocernos como pobres y necesitados.
Podemos tener coche, pero nos falta la humildad. Podemos tener doctorado, pero nos carece el
amor al prójimo.
En la segunda lectura San Pablo muestra cómo
necesitamos a los demás para ser la Iglesia.
Es así en cualquier grupo social.
En la iglesia necesitamos a religiosas y laicos comprometidos tanto como
a los obispos, sacerdotes y diáconos. En
la industria necesitamos a administradores, trabajadores, contadores, y vendedores. En la familia necesitamos el aporte de cada
miembro. Algunos piensan que el hijo con
Síndrome Down no es útil para nada.
Dicen que sea mejor que se aborten todos los no nacidos con este
problema. Son miopes. No ven bien la realidad total. Siempre las familias con hijo con el síndrome
dicen que él o ella es fuente del amor y la cohesión.
Si nos fuéramos a preguntar nuestro
evangelio predilecto, sin duda responderíamos de modos diversos. Algunos dirían el Evangelio según San Juan
porque tiene el discurso del Pan de Vida.
Otros responderían el Evangelio según San Mateo por las enseñanzas de
Jesús sobre la Iglesia. Pero la mayoría
dirían el Evangelio según San Lucas por diferentes motivos. Nos relata el nacimiento de Jesús en un
pesebre como un pobre. Nos cuenta lo más
de la Virgen María. Y nos presenta las
parábolas más cariñosas de Jesús porque somos amantes de él.
PARA LA REFLEXIÓN: ¿Cuál de los cuatro
evangelios es tu predilecto? ¿Por qué?
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