EL
QUINTO DOMINGO DE PASCUA
(Hechos
14:21-27; Apocalipsis 21:1-5; Juan 13:31-33.34-35)
Hay un
proverbio llamativo que usó Martin Luther King.
Para animar a sus compañeros en la lucha contra el racismo, él les dijo:
“El arco del universo moral es largo, pero se inclina hacia la justicia”. ¿Es cierto?
¿Vemos la justicia permeando la sociedad cada vez más a través de la
historia? O ¿es sólo una ilusión de los
optimistas que las cosas están mejorando?
Hoy en día
algunos historiadores cuestionan la inevitabilidad de la justicia. Ven en la invasión de Ucrania la misma maldad
que movió a Hitler tomar posesión de la mitad de Europa. Notan que en China la tiranía está sofocando
la democracia como en los reinos autocráticos.
Son conscientes del rechazo a reconocer la humanidad de los no nacidos
de parte de muchas personas en todas partes.
En un tiempo como esto cuando la realidad pareció oscura y el porvenir
se vio como desesperado se escribió el Apocalipsis. Hemos leído del fin de este libro en la
segunda lectura.
La palabra
“Apocalipsis” viene de una palabra griega que significa revelación. El escritor quita el velo que cubre el
futuro. Entonces se puede ver los
resultados de la historia. El
Apocalipsis se escribió hacia el fin del primer siglo. Los cristianos estaban experimentando la
amenaza de la mano dura del gobierno romano.
Habían tenido la experiencia amarga de la persecución bajo el imperador
Nerón unos años anteriormente. Durante
eso bajo de sangre los santos Pedro y Pablo habían sido martirizadas. Ahora estaban preparándose para otra ola de
persecución tal vez peor. El autor llamado
Juan, pero no el evangelista, tuvo una visión del Señor. él previó que la persecución venidera no
resultará en el fin del cristianismo sino en su gloria. Este tipo de visión se llama la apocalíptica.
Ambos la
visión profética y la apocalíptica revelan algo del futuro. Pero hay distinciones entre las dos. En primer lugar, la visión profética llama a
los no fieles a la conversión para que la comunidad supere lo malo que le
enfrenta. También en la profética Dios
actúa por modos comunes como las fuerzas armadas y las tormentas. En contraste, la visión apocalíptica tiene a
Dios metiéndose en la historia sin la ayuda de los hombres. Usualmente actúa por modos exóticos como un
ángel con hoz afilada. La apocalíptica
no llama a los no fieles a reformarse porque piensa en ellos como
perdidos. Más bien, llama a los fieles
para mantenerse en la fe. De esta manera
recibirán los premios de Dios, el Salvador.
El pasaje
hoy describe el panorama después de la victoria del Cordero sobre la
bestia. El Cordero es Cristo y la bestia
las fuerzas del diablo. Todo el pueblo
de Dios, tanto los muertos como los vivos, conocen la paz. Ya no hay la preocupación por nada. Pues el mar, de donde originan todas
maldades, ya no existe. Es tiempo de
pura alegría como en una boda donde la música es viva, la comida rica, y sí el
vino copioso.
En el
evangelio Jesús enseña a sus discípulos cómo mantenerse en la fe. Tienen que amarse los unos a los otros. Este amor se prueba con hechos, no solo con
palabras. Vemos este amor en los
catequistas que enseñan a nuestros niños.
Llegan semana tras semana sin la compensa. Son motivados por el amor no solo por la
comunidad sino también por Cristo.
El
Apocalipsis es el último libro en la Biblia.
Tiene una cosa en común con Génesis, el primer libro. Mucha gente confunde los relatos de los dos
libros con eventos históricos. El
Apocalipsis no más describe exactamente cómo el mundo terminará que Genesis
describe exactamente cómo comenzó. Sin
embargo, los dos libros nos aseguran correctamente de una verdad. Dios es en control de la historia. Queremos mantenernos fieles a él. Pues es en control de todo.
Para la
reflexión: ¿Crees que el arco de la historia inclina a la justicia? ¿por qué?
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