DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
(Isaías
50:4-7; Filipenses 2:6-11; Mateo 26:14-27:54)
Fray
Angélico incluyó a Santo Domingo en muchas de sus pinturas. Uno de sus cuadros de la Crucifixión tiene a
Domingo aferrando la base de la cruz. La
sangre del Señor gotea de sus manos y pecho y derrama de sus pies mientras los
ojos de Domingo miran arriba en adoración.
Santo Domingo sabe el valor de la sangre de Cristo: el precio pesado que
pagó Jesús para redimir al mundo de la pena de sus pecados.
La sangre
de Jesús lleva un papel céntrico en la Pasión según San Mateo. En la Última Cena Jesús dice que la copa de
vino que él bendice es su sangre.
Entonces declara que ella será derramada para perdonar los pecados de
todos. Para aprovecharse de esta oferta
se tiene que arrepentirse de sus pecados.
Eso es, la persona tiene que reconocer que ha pecado y esforzarse de
cambiar su conducta. Suena sencillo,
pero los humanos, siendo lo que son, han tenido grande dificultad hacerlo.
En la
narrativa Pilato trata de lavar sus manos de la sangre de Jesús. No quiere admitir que su indisposición
confrontar a los judíos con la verdad resultará en la muerte de un inocente. Judas admite que ha pecado por traicionar a
Jesús cuando devuelve las treinta monedas de plata. Sin embargo, en lugar de pedir el perdón de
Jesús, se ahorca. Los judíos también
reconocen la responsabilidad de la muerte de Jesús cuando dicen: “¡Que su
sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” Pero no dan ninguna
indicación de arrepentimiento.
¿Dónde estamos
nosotros en todo este drama? ¿Estamos
listos para admitir nuestros pecados y cambiar nuestra conducta? ¿No hemos sido envidiosos como los sumo
sacerdotes por desear cosas malas para aquellos que se prueban más talentosos o
afortunados que nosotros? ¿No hemos
abandonado a Jesús como los discípulos en Getsemaní por no rezar a él
diariamente? ¿No hemos mentido como
Pedro para evitar situaciones dificultosas?
¿Y no hemos burlado de otras personas como los transeúntes y los
ladrones crucificados lo hacen con Jesús?
Por estos pecados entre otros tenemos que pedir el perdón del Señor.
Solo por
aceptar responsabilidad por la sangre de Jesús y arrepentirnos de nuestros
pecados podemos aprovecharnos de lo que estamos celebrando esta semana. Solo por pedirle perdón a Jesús podemos ser
salvados de la pena de nuestros pecados.
PARA LA
REFLEXIÓN: ¿Qué son los pecados de que tengo dificultad pedir el perdón?
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