Domingo de Pascua: la Resurrección del Señor (Misa del Día)
(Hechos
10:34ª.37-43; Colonenses 3:1-4; Mateo 28:1-10)
Hoy
celebramos la culminación de nuestra fe, la resurrección de nuestro Señor
Jesús. Para entender mejor lo que
significa tenemos que investigar primero el evangelio. Vamos a enfocar en el relato de la
resurrección en el Evangelio de San Mateo que fue proclamada anoche en la
Vigilia. La Iglesia permite que se
vuelva a usar en la mañana.
La cuenta
del primer evento de la resurrección en Mateo no difiere mucho de la de los
otros evangelios. El ángel de Dios
proclama a las mujeres que Jesús ha resucitado y les manda a decir a sus
discípulos la buena nueva. Se ofrece la
tumba vacía como prueba de la resurrección.
Se
distingue el relato de Mateo por dos otros acontecimientos. Primero, Mateo reporta un temblor tomando
lugar mientras María Magdalena y la otra María llegan al sepulcro. Segundo, Jesús aparece a las dos Marías
básicamente repitiendo el mandato del ángel pero llamando a sus discípulos “mis
hermanos”.
Deberíamos
oír el orden del ángel a las mujeres como aplicando a todos nosotros. Las mujeres no son apóstoles formados por
Jesús para predicar el evangelio sino personas sencillas con un gran afecto
para el Señor. Nosotros también amamos a
Jesús y son comisionados a contar a los demás de su resurrección. Además de palabras podemos decirles a nuestros
asociados que Jesús ha sido levantado de entre los muertos con acciones. Llevando una flor o nueva ropa el domingo de
la resurrección siempre ha simbolizado que nosotros tenemos un nuevo tipo de
vida juntos con Jesús. Simplemente
invitar a toda la familia a almorzar juntos también puede servir como anuncio
de la resurrección.
Recordamos
que la tierra tembló también inmediatamente después de la muerte de Jesús en el
evangelio de Mateo. Ahora tiembla de
nuevo como un redoble de tambores para anunciar su resurrección. El temblor no produce la resurrección de
Jesús sino la quita de la piedra revelando la tumba vacía. Ambos temblores significan dos momentos de la
verdad profunda en nuestras vidas.
El primer
momento sucede cuando nos demos cuenta de que vamos a morir. No estamos hablando ahora del hecho prosaico
de todos humanos morirán sino una experiencia cercana a la muerte. Puede ser una diagnosis de cáncer o un
accidente que reclamó la vida de nuestro acompañante. De este momento en adelante vamos a vivir de
manera diferente. Probablemente vamos a
tener mejor cuidado de nuestra salud.
Algunos se aprovechan de este momento para dedicarse a un interés por lo
cual quieren ser recordados. Puede ser la
familia, una afición, o una causa social como la santidad de la vida.
El segundo
momento significado pasa como en el evangelio cuando apreciamos dentro de
nuestro ser que somos destinados a la vida eterna. Desde el principio la Iglesia ha declarado la
resurrección de entre los muertos como el destino de los cristianos aunque no siempe se realiza. Pero como en el caso de la muerte por mucho
tiempo parece más como una idea que una realidad. Entonces llega un encuentro profundo con
Jesús como tienen los dos Marías en nuestro evangelio. Percibimos a Jesús tan cerca de nosotros como
un hermano. De hecho, por razón de la
resurrección somos sus hermanos y hermanas como Jesús mismo declara de sus
discípulos.
Nuestra
palabra pascua es derivada de la palabra hebrea pesaj. Significa pasar de un salto. Para los judíos
refiere al salto del ángel de la muerte sobre las casas de los israelitas en
Egipto. El pasar del ángel permitió su
liberación de la esclavitud. Para
nosotros la pascua es algo similar pero a la vez distinta. Refiere al pasar de Jesucristo de la muerte a
la vida de la resurrección. También,
tiene que ver con nuestro pasar de la certeza de nuestra muerte a la seguridad
de la vida eterna. Esta vida es nuestra
porque Jesús nos ha escogido como sus discípulos quienes ha transformado en sus
hermanos y hermanas. Es la causa de
nuestra celebración hoy. Jesús nos ha
regalado la vida eterna como sus hermanas y hermanos.
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