El domingo, 23 de abril de 2023

TERCER DOMINGO DE PASCUA

(Hechos 2:14.22-33; I Pedro 1:17-21; Lucas 24:13-35)

Discípulos caminando juntos: esta frase puede describir el trasfondo del evangelio de hoy.  También representa cómo el Papa Francisco ve el “Sínodo sobre la sinodalidad”.  Como todos nosotros deberíamos saber ahora, el papa ha lanzado esta nueva manera de ser Iglesia.   Quiere que los sínodos, cuya raíz griega significa caminar juntos, se hagan el modo de la Iglesia para compartir las diferentes perspectivas y esperanzas de sus miembros.  En otras palabras, desea mucho más diálogo entre todos los que constituyen la Iglesia. Por una mirada cercana de este evangelio podemos identificar otras características de una Iglesia sinodal.

Dice el pasaje que Jesús se les acerca a los dos discípulos y comienza a hablar con ellos.  Jesucristo tuvo el lugar primario en el Segundo Concilio Vaticano hace sesenta años.  De hecho, el documento más céntrico del concilio, la Constitución dogmático sobre la Iglesia, se llama “Lumen gentium”, eso es, "la luz a las naciones", quien es ningún otro que Jesucristo.  Por el Bautismo han sido incorporados en él todos tipos de personas – tanto mujeres como hombres; tanto laicos como ordenados y religiosas.  Por eso, el Papa Francisco quiere que todos sean escuchados en la conversación sobre cómo llevar a cabo la misión de la Iglesia en nuestro tiempo. 

Algunos se preocupan de que una conversación tan expansiva termine en cambios nunca imaginados en el pasado. Sin embargo, tenemos las Escrituras y la tradición de la Iglesia para mantenernos en el camino marcado por Jesús.  Este evangelio apunta cómo Jesús “les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él”.  Estas mismas Escrituras, por supuesto juntadas con el Nuevo Testamento, siguen determinando lo válido y lo prohibido hoy.   Sería traicionar al Señor trocar su palabra por las ideas corrientes del mundo.

En el pasaje Jesús pone en relieve la necesidad de que sufriera el mesías.  Para ganar la victoria sobre el pecado y la muerte Jesús tuvo que padecer la cruz.  Al ser miembros de Jesucristo, es de nosotros participar en esa cruz. El sufrimiento toca temas sexuales que a menudo parecen como las mayores preocupaciones del mundo actual.  Les cuesta a los matrimonios practicar la enseñanza de la Iglesia sobre los anticonceptivos.  Les cuesta a los homosexuales tanto como a los solteros, las religiosas y los sacerdotes mantener la castidad con anhelos de la intimidad como todos.  Sin embargo, por hacer sacrificios en estas maneras podemos acercarnos al Señor Jesús.

Ciertamente él quiere quedarse cerca de nosotros.  En el evangelio Jesús se queda con sus compañeros para compartir el pan.  Esto no es solo una cena acogedora sino la Eucaristía.  En ella Jesús se nos da a sí mismo como sustento para la vida espiritual.  La misma Eucaristía impulsará adelante el proceso sinodal.  Pues nos indica que nuestro objetivo no es llevarnos con los modos del mundo sino conformarnos con la voluntad de Dios.  Nos enseña que nuestro tesoro no se encuentra en la bolsa de valores sino en el amor compartido en la comunidad.  Nos precisa que mientras hay diferentes papeles en el funcionar de la Iglesia, todos somos igualmente dependientes en Cristo.

El Papa Francisco ha propuesto sínodos de todos tipos de fieles como modo de poner en práctica el Concilio Vaticano II.  No quiere cambiar las estructuras de la Iglesia establecidas en la historia.  Más bien quiere que las estructuras sean más fieles a Cristo.  Ve los sínodos como puentes peatonales sobre que todos crucemos juntos las aguas turbulentas de este mundo.  Los ve como nuestro puente comunal a Cristo.


PARA LA REFLEXIÓN: Si tuvieras la oportunidad para expresar al papa Francisco tus pensamientos acerca de la Iglesia, ¿qué le darías?

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