CUARTO DOMINGO DE PASCUA
(Hechos
2:14.36-41; I Pedro 2:20-25; Juan 10:1-10)
El Buen
Pastor es una de las más antiguas y más populares imágenes de Cristo. Se han encontrado pinturas del Buen Pastor en
las catacumbas de Roma mucho más antiguas que los crucifijos posteriores. Generalmente los protestantes rehuir todas
formas de imágenes de Cristo o los santos.
Pero se han visto imágenes del Buen Pastor en frente de sus iglesias. Cada año en este Cuarto Domingo de Pascua
escuchamos una sección del capítulo diez del evangelio de Juan que trata al
Buen Pastor. Queremos reflexionar bien
para aprender qué hace esta imagen tan llamativa.
Deberíamos
comenzar por decir que la parte del capítulo diez leída hoy no menciona el Buen
Pastor. Jesús se describe como “la
puerta del redil” de ovejas. En la parte
que leeremos el próximo año se llamará a sí mismo “el Buen Pastor”. No obstante, “la puerta del redil” tiene un
rol tan servicial como lo del pastor.
Tiene que vigilar sobre el redil para proteger la vida de las ovejas.
El redil
funciona como un recinto para los animales.
Dentro de ello las ovejas pueden rumiar tranquilamente sobre el pasto
que han tomado del campo. Bien tendido
por el encargado de la puerta, el redil no permite que las ovejas vaguen afuera. De esta manera el redil sirve a las ovejas
como la Iglesia a los cristianos. La
Iglesia nos protege de los movimientos dañinos siempre en el horizonte. Es así con el movimiento llamado “woke” que
ha descendido sobre nuestra sociedad como un tornado. Según sus proponentes, todos tienen que
aceptar el matrimonio gay y los géneros más que masculino y femenino. La Iglesia insta el respeto para todas
personas humanas incluso a los más comprometidos a wokismo. Sin embargo, ella se ha opuesto sus ideas
como falsas y nocivas al bien común.
Cristo
sirve como “la puerta del redil” cuando admite a personas en la Iglesia por el
Bautismo. Una vez bautizada, la persona tiene el apoyo de la Iglesia en contra
de ideas como aquellas de wokismo.
También Cristo sirve como “la puerta del redil” en la Eucaristía. Para
entender cómo, tenemos que imaginar las ovejas saliendo el redil por la puerta
para apacentar. Nuestro evangelio hoy describe
cómo el portero permite la salida para que hallen el pasto. Con esta alimentación las ovejas se
fortalecen como somos nutridos con la Eucaristía para mantener la fe y amar a
uno y otro. Es las primicias de “la vida
en abundancia” que Jesús promete al final de la lectura.
En este
evangelio Jesús está dirigiéndose a los fariseos los cuales acaban de perseguir
al hombre nacido ciego que Jesús curó. Recordamos
este pasaje leído al Cuarto Domingo de Cuaresma. Estos fariseos han actuado como extremistas
religiosos deseando molestar a aquellos que siguen a Jesús. Son como ladrones amenazando las ovejas en el
redil. Podemos entenderlos como aquellos
en la Iglesia que odian a los homosexuales y los que se reclaman de ser de otro
género que su composición biológica indica.
Sin embargo, cualquiera cosa que digan, tenemos que respetar a todos
seres humanos como imágenes de Dios. El
papa Francisco siempre nos recuerda que ellos también hace falta el amor de
Cristo.
Ha habido
personas que dicen los predicadores no deben comparar a los fieles con
ovejas. Razonan que la oveja es animal tan
tonto que la comparación comprende un insulto.
Es cierto que los fieles pueden ser aun más inteligentes que los
predicadores. Sin embargo, ¿no es que
todos nos sentimos en necesidad de ayuda como ovejas a veces? En nuestros apuros siempre podemos llamar a
Cristo que está en la puerta del redil.
Podemos contar con su sabiduría y su fuerza para superar cualquiera
dificultad.
PARA
REFLEXIÓN: ¿Cuándo he llamado a Cristo para ayudarme en un lío? ¿Qué fue el resultado?
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