El domingo, 16 de abril de 2023

 SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA – DOMINGO DE LA MISERICORDIA DIVINA

(Hechos 2:42-47; I Pedro 1:3-9; Juan 20:1-9)

Hoy, el Segundo Domingo de Pascua, se ha llamado por varios nombres.  En algunos lugares se ha conocido como “el Domingo Bajo”, con el Primer Domingo de Pascua siendo la "Fiesta Alta de la Pascua”.  En tiempos recientes se ha nombrado el “Domingo de la Divina Misericordia”.   Se le ha dado este nombre por los escritos de una mística polaca, Santa Faustina Kowalska y, también, porque en el pasaje evangélico para este domingo Jesús inicia el Sacramento de la Reconciliación.  Se puede llamarlo también el “Domingo de Tomás escéptico” por otra parte del pasaje.  En ella el apóstol Tomás expresa duda que Jesús resucitara de la muerte. La primera lectura de los Hechos de los Apóstoles sugiere aún otro título.  Siempre en el segundo domingo de Pascua la lectura cuenta cómo la comunidad de creyentes en Jerusalén vivió con armonía.  Entonces, el “Domingo de la Iglesia primitiva” no sería inapropiado.  Ahora vamos a limitar nuestra reflexión a este último aspecto del día.

La primera lectura dice que todos en la comunidad “eran constantes de escuchar las enseñanzas de los apóstoles, en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones”.  Ha sido la obra del Espíritu Santo que la Iglesia mayormente ha mantenido estas características por los veinte siglos.  Sin embargo, ha habido desviaciones en diferentes tiempos.  ¿Qué tan bien se ajusta la Iglesia contemporánea a esta lista?

Las enseñanzas de los apóstoles no fueron ideas inventadas por los doce sino las revelaciones de Jesucristo adaptadas para comunidades particulares.  Incluyeron tanto las morales como las doctrinas de la fe.  Recientemente los obispos de Alemania han aprobado unos propósitos que van en contra con las morales de los apóstoles.  Quieren bendecir las uniones entre los homosexuales, reconocer otros géneros además de varón y hembra, y aun admitir la posibilidad de una mujer reclamando que haya cambiado su género ser ordenado al sacerdocio.   Si este tipo de ideas se enraíza, parece que la Iglesia no más conformaría a las enseñanzas de los apóstoles.

La lectura da ejemplo de la “comunión fraterna”.  Dice que los dueños de propiedades las vendieron y ofrecieron los productos para repartirse según la necesidad de cada uno.  De vez en cuando se oye reclamos que esta práctica se equivale al comunismo.  Sin embargo, hay gran diferencia entre los dos sistemas.  La práctica de compartir en la comunidad apostólica fue voluntaria.  Con comunismo el compartir es forzado.  Interesantemente, los Hechos luego menciona un problema con el sistema, y ningún otro libro del Nuevo Testamento lo recomienda.  Más bien la mayoría de los libros promueven que aquellos con medios, sean comunidades o individuos, ayuden a los que no los tienen.  Hoy la Iglesia tiene organizaciones como Caritas Internacionales que distribuyen donativos a los pueblos experimentando necesidad. 

La “fracción de pan” parecen como palabras de código para la Eucaristía.  Según la lectura, los seguidores de Cristo en la comunidad de Jerusalén se uníncon sus hermanas y hermanos judíos en el Templo para orar diariamente.  Pero cuando volvieron a sus casas, compartieron la Eucaristía con uno y otro.  La triste situación hoy es que muchos católicos no ven la necesidad de asistir en la misa dominical, ni reconocen la presencia real de Cristo en la Eucaristía. 

Sin duda, la Iglesia primitiva de Jerusalén siguió rezando oraciones judías, particularmente los salmos.  También, hay testimonio en el Nuevo Testamento que introdujeron nuevas oraciones como “Maranatha” que quiere decir, “Ven, Señor Jesús.”  Por supuesto, rezaron también la “Oración del Señor" con la misma esperanza que vengan los finales del tiempo.  Seguimos orando así hoy en día, pero con menos conciencia de la venida prometida del Señor en gloria.

La Iglesia no ha cambiado en los esenciales.  Como se ha demostrado, por la mayor parte sigue mostrando las características de la Iglesia primitiva.  Ciertamente ha habido cambios en los modos de expresar estas características desde entonces.  En el primer siglo no hubo periódicos, mucho menos los medios masivos para propagar las enseñanzas.  Es urgente que no perdamos estas características.  Cuando Cristo venga, queremos que nos reconozca como los suyos.

PARA LA REFLEXIÓN: examínate tu propia vida.  ¿Qué tan bien se ajusta ella a la lista de características? 

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