El domingo, 20 de agosto de 2023

EL VIGÉSIMO DOMINGO ORDINARIO

(Isaías 56:6-7; Romanos 11:11-15.29-32; Mateo 15:21-28)

El evangelio hoy parece particularmente apropiado para nuestro tiempo.  Indica el motivo de muchos que han abandonado la fe en Jesús.  La trama es breve pero fascinante.  Describe un encuentro entre una mujer cananea (no judía) y Jesús.  Parece que Jesús la insulta.  Pero una lectura cuidadosa revela cómo ella no toma su comentario como ofensivo.  Más bien se le acerca más a Jesús después de escucharlo.

El gran defensor de la fe C.S. Lewis escribió un ensayo llamativo titulado “Dios en el banquillo”.  Dice que en los tiempos antiguos los seres humanos siempre se reconocieron a sí mismos como culpables de pecado.  Por eso, tuvieron que pedir el perdón de Dios.  Sigue diciendo que en tiempos modernos la situación se ha invertido.  Los hombres y mujeres regularmente acusan a Dios por las tragedias y catástrofes naturales que sufre la gente.  Como resultado la Iglesia tiene que defender a Dios de sus acusadores.  La primera cosa que muchos ven en el evangelio hoy es Jesús echando un comentario racista.

Sin duda hay una nueva sensibilidad en el tiempo reciente.  Hoy en día los hombres y mujeres toman como ofensivos apodos que hace cien años fueron considerados como términos de cariño o respeto.  No se oye mucho el día hoy de las parejas llamando a uno al otro “gordo” y “gorda”.  En la liga mayor de beisbol el equipo de Cleveland dejó su apodo “indios” porque algunos indígenas determinaron que era ofensivo.  A muchos contemporáneos el uso por Jesús del término “perritos” en referencia a la situación de la hija de la cananea les parece como un ultraje.

Se le puede defender a Jesús fácilmente.  Nunca le llama a la niña un “perrito”.  Solo compara su situación con la persona que tiene comida para la familia, no para las mascotas.  Sin embargo, Jesús no requiere la defensa.  Como la mujer reconoce, Jesús es Hijo de Dios que no haría nada malo a nadie.  No es que sus hechos sean buenos porque Él los hace.  Más bien es que Jesús, que es Dios y el sumo bien, no puede hacer ningún mal. 

La cananea no hace denuncia contra Jesús.  Ni ve sus palabras como ofensivas.  Más bien, nos muestra la disposición apropiada hacia Dios. Se postra ante Jesús en adoración y lo reconoce como “Señor”.  Entonces le reitera la urgencia que él ayude a su hija.  Con estos actos enseña al mundo como reconocer a Jesús como Señor con ambos gesto y palabra. 

Hace una semana escuchamos a Jesús en el evangelio llamando a Pedro hombre de “poca fe”.  Ahora dice a la mujer que ella tiene “mucha fe”.   En este caso tenemos que imitar a la mujer y no a San Pedro. Como la mujer pide que Jesús eche los demonios que acosan a su hija, queremos pedirle que eche los demonios amenazando nuestro tiempo.  Eso es, queremos pedirle que quite no solo la incredulidad creciente sino también el egoísmo desenfrenado que permite a la persona hacer lo que dé la gana. 

Hay una novela famosa que comienza con las palabras: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”.  Se puede decir esto de cualquier tiempo y ciertamente de hoy en día.  Siempre hay una falta de fe en Jesús haciendo los tiempos malos.  Pero siempre Jesús se nos acerca convirtiendo los tiempos malos en tiempos buenos.

PARA LA REFLEXIÓN: Nombra los demonios que amenaza tu vida y tu comunidad.


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