El domingo, 7 de abril de 2024

Segundo Domingo de Pascua, Domingo de la Divina Misericordia

(Hechos 4:32-35; I Juan 5:1-6; Juan 20, 19-31)

Probablemente las lecturas hoy nos suenan familiares.  Cada año en este segundo domingo de la Pascua escuchamos el evangelio de Santo Tomás dudando la resurrección de Jesús.  También cada año escuchamos un trozo de los Hechos de los Apóstoles que cuenta de cómo la comunidad primitiva de Jerusalén vivía. Hoy vamos a enfocarnos en esa comunidad tratando de entender por qué se la incluye con el relato de la resurrección.

Junto con la muerte de Jesús en la cruz el Nuevo Testamento hace hincapié en su resurrección de entre los muertos.  San Pablo escribe a los corintios que les predicó “en primer lugar” ambas la cruz y la resurrección.  No es solo porque la resurrección de Jesús nos proporcione la esperanza de superar la muerte que la Iglesia la proclama de primera importancia.  También es porque nos lleva a ser mejores personas.  Los Hechos de los Apóstoles ofrece testimonio a esto en historias de la primera comunidad cristiana (aunque todavía no se usó este nombre "cristiana") de Jerusalén.

La lectura de los Hechos hoy dice que la comunidad “tenía un solo corazón y una sola alma”.  El tiempo es solo un poco después de la resurrección, ascensión, y la venida del Espíritu Santo en la historia de Lucas, el escritor de ambos el tercer Evangelio y los Hechos.  Lucas quiere decir que estos eventos impactaron a los creyentes en la resurrección tanto que cambiaran su actitud y sus acciones.  Se puede notar cuatro comportamientos nuevos resultando de estos cambios.  Primero, rezaron el uno por el otro usando nuevas oraciones como la “Padre Nuestro”. Segundo, se reunieron en sus casas para el “compartir del pan” haciendo presente el sacrificio de Jesús en el Calvario que les justificó a pesar de sus pecados.  Tercero, hicieron caso a las enseñanzas de los apóstoles quienes explicaron cómo Cristo cumplió las Escrituras y prescribieron la respuesta apropiada a él.  Finalmente, vivieron comunitariamente compartiendo sus recursos de modo que nadie tuviera demasiado o muy poco.  Lucas emplea el término griego koinonia para esta cualidad que nos llama tanta atención hoy.

Koinonia significa la amistad comunitaria o la comunión.  Junto con el compartir de recursos el Nuevo Testamento indica dos otras dimensiones de koinonia. Primero, las diferentes comunidades de cristianos reconocen la legitimidad de una y otra.  Pablo dice en su Carta a los Gálatas que cuando él y Bernabé lograron a convencer a los apóstoles que los miembros incircuncisos de las comunidades que formaron fueron realmente cristianos, recibieron “la mano de koinonia” de Pedro, Santiago, y Juan.  Hoy día el papa Francisco ha pretendido a lograr la koinonia especialmente con las iglesias ortodoxas pero también con las comunidades protestantes.

Otra dimensión de koinonia es el compartir de recursos entre las personas y las comunidades.  Muchas veces en sus cartas Pablo refiere a las colectas que hizo entre los griegos para la comunidad cristiana en Jerusalén.  Hoy día llamamos este tipo de apoyo “la solidaridad”.  Posiblemente la comunidad de Jerusalén tuviera problemas económicos porque su modo de compartir recursos no funcionaba bien. De todos modos, los Hechos reporta dificultad con su compartir casi desde el principio.  Cuenta cómo una pareja cometió fraude por no someter todo el pago que recibió de la venta de una propiedad como había indicado que iba a hacer.  

La atracción de avaricia y los otros vicios queda en nuestros corazones.  El Espíritu Santo enviado con la ascensión de Jesús nos ayudará resistirla, pero hay que pedir aún más protección del Señor.  La película recién “Cabrini” muestra cómo con empeño y oración se puede superar adversarios aún más desafiantes.

Nuestra celebración de la resurrección del Señor nos ha proporcionado la gracia para cambiar los vicios en virtudes.  Que creamos en este evento con todo el corazón.  También que nunca fallemos pedir aún más apoyo del Señor Jesús.  Finalmente, que empeñemos ser mejores personas todos los días.

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