DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
(Isaías
50:4-7; Filipenses 2:6-11; Marcos 14:1-15:47)
Todos
estamos conscientes de que las últimas palabras de Jesús varían en tres de los
cuatro evangelios. Las diferencias son
más que una cuestión de palabras. Expresan
diferentes perspectivas en cómo entender quién es Jesús. En Lucas, Jesús se ve como el amigo sumamente
compasivo de todos. Cuando muere, tiene
palabras de tranquilidad en sus labios: “Padre, en tus manos pongo mi
espíritu”. El Evangelio de San Juan
retrata a Jesús como el encarnado Hijo de Dios que viene al mundo con una
misión. Mientras la tarea se completa en
la cruz, sus últimas palabras son: “Todo está cumplido”.
Sin duda
las últimas palabras de Jesús más difíciles de comprender se encuentran en
ambos Marcos y Mateo. En los dos
evangelios dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Nos dejan con inquietud profunda: ¿Realmente
ha sido abandonado por Dios Padre? nos preguntamos, o tal vez, ¿Jesús ha
perdido la fe en Dios? No obstante,
podemos estar asegurados de que Dios no ha olvidado de Su Hijo; tampoco Jesús
deja creer en Dios. Los dos
evangelistas, probablemente Mateo copiando Marcos, entienden la soledad
completa de Jesús en su muerte como parte del precio enorme que pagó para
redimir el mundo. Sabemos que aun
nosotros, tan débiles que seamos, podemos aguantar sufrimiento con el apoyo de
nuestros seres queridos. Jesús tenía que
aguantar suplicio horrífico sin ninguna respalda.
Se puede
ver este abandono desde el principio de la pasión. En Getsemaní los primeros discípulos duermen
mientras Jesús está retorciéndose en la tierra.
Luego viene el discípulo que lo ha traicionado. Todos los discípulos lo abandonan, ¡uno de
ellos dejando atrás su propia ropa!
En los
procesos ante el Sanedrín y el gobernador, el aislamiento de Jesús crece. Como si fuera un blasfemo, el sumo sacerdote
rasga su ropa ante Jesús para significar su disgusto completo con él. Luego
todos los altos representantes de Israel lo escupen y bofetean. Se burlan de Jesús como profeta falso cuando
en verdad ha predijo todo lo que le pasa.
Mientras sufre este abuso, Jesús sabe que Pedro, su vicario, está
negándolo. Aunque Pilato dice que Jesús
es inocente, lo condena como un rebelde. Los soldados romanos continúan el
sacrilegio rompiendo su piel con látigos y burlándose de Jesús como un rey
cómico.
Por
supuesto, la soledad alcanza lo máximo en la cruz. Todos se lo burlan aun los dos hombres
crucificados junto con él. Ningún
discípulo se presenta para ofrecerle el apoyo. Aun los cielos se oscurecen
dando la impresión de que Dios le ha dado la espalda. A este momento Jesús
emite su grito de desánimo total.
Al momento
de su expirar Dios muestra que ha estado con su hijo por toda la ordalía. El velo en el Templo se rasga en dos
rindiendo el santuario inútil para los sacrificios. Desde ahora lo único sacrificio para el
perdón de pecados será el recuerdo de su muerte en la Eucaristía. Aún más
impresionante el centurión, un testigo objetivo, proclama: “Verdaderamente este
hombre era hijo de Dios”, la relación que Jesús reclamó en su proceso judío.
El
sufrimiento de Jesús en el Evangelio de san Marcos provoca varias emociones
dentro de nosotros. En primer lugar, nos
sentimos la admiración por todo lo que Jesús sufrió por nosotros, ¡aún el
sentido de la perdida de intimidad con Dios Padre! Fue más que se puede esperar
de cualquier otro hombre. Segundo, nos
sentimos profundamente agradecidos a él por hacer todo por nosotros. Su muerte en la cruz ganó el perdón de
nuestros pecados. Finalmente, nos
sentimos fortalecidos. Nos decimos a
nosotros mismos si mi Salvador sufrió tanto dolor y aislamiento, yo también soy
listo a sufrir. Habrá tiempos en que
vamos a estar luchando por lo justo sin mucho apoyo. Posiblemente nuestros propios familiares y
amigos nos critiquen por arriesgarnos en defensa de la verdad. Entonces podemos recordar a Jesús en este
evangelio de San Marcos y seguir luchando.
1 comentario:
Aprecio la forma en que haces que temas aparentemente complicados sean fáciles de entender. ¡Gracias por simplificar la complejidad!
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