El domingo, 6 de enero de 2019


LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

(Isaías 60:1-6; Efesios 3:2-3.5-6; Mateo 2:1-12)


Hace ciento y triente años un doctor inventó el idioma Esperanto.  Quería fundar una lengua segunda para todos los habitantes del mundo.  Diseñó Esperanto a ser fácil para aprender y flexible para adoptar palabras nuevas.  Como indica el nombre “Esperanto”, el fundador tenía mucha ilusión con el idioma.  Esperaba particularmente que ello fomentara la paz en el mundo.  Sin embargo, el lenguaje apenas ha despegado.  Si hay una lengua segunda mundial, sería el inglés.  Pero ello tampoco ha producido la paz internacional.  Dios ha tenido otro programa para crear la paz.  Ha ganado a adherentes en todas partes aunque queda lejos de la meta.  Se ve los comienzos de este programa en las lecturas de la misa hoy.

Vemos a diferentes personas viniendo a adorar al niño Jesús en el Evangelio según San Mateo.  No se nos da el número pero tradicionalmente lo hemos pensado como tres.  Pues traen tres regalos.  Lo que distingue a estas personas es que son de países lejanos.  De hecho, sacamos la idea que representan el mundo entero.  Por eso, a través de los siglos las imágenes de estos tres magos han ganado las facciones de tres razas distintas.  Uno es blanco, otro es negro, y el tercero es moreno.  Evidentemente el evangelista tiene en cuenta la primera lectura.  Allí la visión del profeta al final del siglo sexto antes de Cristo se fija en una gran procesión.  Caminan hacia Jerusalén los reyes del mundo entero para dar homenaje a Dios.  (A propósito, por esta visión profética los magos del Evangelio se han llamado “reyes”.)

Es el niño Jesús del linaje del rey David que llama la atención de los magos.  Por siglos los judíos han querido a separarse de otros pueblos para mantener la santidad.  De hecho los mandamientos de Dios les han prohibido mezclarse con otros pueblos.  Pero ya se termina su aislación.  Las gentes vienen para aprender los modos del Dios de Israel.  Esta unión entre los judíos y los no judíos se ha logrado en Jesucristo.  La segunda lectura de la Carta los Efesios cuenta de esta realidad.   Dice: “…también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo”.  Ya el Señor de Israel es su Dios,  y ellos también comprenden Su pueblo.

No obstante, el mundo sigue fracturado. La buena nueva de los magos llegando a Belén no se ha realizado plenamente en la tierra entera.  Todavía mucha gente no adora al mismo Dios ni vive en la paz.   Sin embargo, no hemos perdido la esperanza.  Más bien nos damos cuenta que la construcción de la paz es un proceso lento que requiere ambas atención y la paciencia.  Durante este año nuevo esperamos ver progreso en la resolución de los grandes desafíos de nuestra época.  Esperamos que los millones de personas que se  consideran a sí mismos como refugiados encuentren amparo seguro.  Deseamos que las guerras matando a miles en países como Siria, Yemen, y el Congo se terminen.  Anhelamos que las naciones desarrollando armas nucleares desistan su búsqueda y los poderes nucleares actuales procedan en el desarmamiento. 

No nos olvidemos que Dios puede llegar a sus fines en modos más allá que podemos imaginar.  En 2019 tenemos que poner la confianza en Él.  A la misma vez que trabajemos por la paz en nuestras vidas diarias.  Los magos traen al niño Jesús regalos de oro, incienso, y mirra.  Podemos traerle un regalo aún más precioso por promover la paz entre nosotros mismos.  ¡Que la paz sea nuestro homenaje a Jesús en 2019!

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