El domingo, 5 de enero de 2020


LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

(Isaías 60:1-6; Efesios 3:2-3.5-6; Mateo 2:1-12)

Algo extraño ocurrió en el primer siglo.  Por lo menos muchos cristianos ven el caso así.  Después de que Jesús murió y resucitó, los apóstoles lo predicaron como el “Señor” a su propio pueblo.  Muchos judíos comenzaron a creer en él pero muchos más rechazaron la idea.  Sin embargo, los no judíos aceptaban la fe en Jesucristo en números crecientes.  Mateo, el evangelista, quería demostrar en su obra esta reversión de expectativas.  De algún modo tenía un reporte de magos visitando la casa de José al nacimiento de Jesús.  Lo describió la visita como previsión del rechazo de parte de los judíos y la aceptación de parte de los no judíos que ocurrieron muchos años después.

Siendo no judíos, los magos sólo tienen la revelación de la naturaleza – la estrella – para guiarlos al “rey de los judíos”.  Pero los judíos poseen las Escrituras de Dios para saber dónde iba a nacer el mesías.  Cuando reciben la información de ellos, los magos pueden completar su viaje.  Le dan homenaje como muchos no judíos harán veintenas de años después.  Después, se advierten por medio de un sueño no volver a Herodes y los líderes de pueblo judío.  Este bando pondría al niño Jesús a muerto como sus sucesores lograrán en triente años.

Los judíos no aceptaron a Jesús como su salvador.  Sin duda se puede atribuir el rechazo a diferentes motivos, ambos benignos y malvados.  Algunos de sus líderes no querían examinar la vida y las enseñanzas de Jesús por razones de poder.  Teniendo autoridad, ellos querían mantener sus puestos de respeto aun si abandonaran la verdad.  Otros judíos sólo seguían lo que decían esos líderes sobre la Ley judía.

Lo importante para nosotros es que no rechacemos a Jesús como nuestro Salvador.  Aun si acudimos a la misa todo domingo, podemos hacerlo.  Pues Jesús constantemente nos exhorta en el evangelio a hacer buenas obras.  Hemos de visitar a los enfermos y educar en la virtud a los que no la saben.  Estos son los mejores regalos que podemos ofrecer al Rey Jesús.  Como los magos lo ofrecen oro, incienso y mirra, que nuestros ofrecimientos sean actos de caridad.  Son lo que va a exigir de sus seguidores en treinta años.

No hay comentarios.: