El domingo, 4 de junio de 2023

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

(Éxodo 34:4-6.8-9; II Corintios 13:11-13; Juan 3:16-18)

La mayoría de los predicadores temen la Solemnidad de la Santísima Trinidad.  No saben cómo explicar un misterio tan profundo que muchos dicen que no hace sentido.  Sin embargo, la doctrina de la Trinidad es la base de la fe cristiana.  De alguna manera tenemos que decir algo que hace razonable nuestra creencia que Dios es ambos uno y, a la vez, tres.  En el proceso esperamos que la explicación aumente nuestra fe.

Vamos a comenzar con la segunda lectura.  A lo mejor fue escogido este pasaje para la misa de hoy porque refiere a la Trinidad.  Como la conclusión de su carta a los corintios, San Pablo bendice a sus lectores en el nombre de Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo.  Pero otra parte del pasaje también llama la atención. 

Pablo dice, “Salúdense los unos a los otros con el saludo de la paz”.  Lo que quiere decir, y cómo lo han traducido la mayoría de las Biblias, es “beso santo”. El beso puede ser señal de la paz entre personas, pero es aún más expresión de amor.  Por esta razón la gente extrañaba este acto simbólico durante las restricciones de Covid.  De hecho, en muchas partes el día hoy la gente todavía no comparte este gesto de fraternidad antes de la Comunión.  Tal como el aprendizaje de distancia no reemplaza el aula y tal como las videollamadas no sustituyen la presencia de seres queridos en la Navidad, no se puede equivaler el blandir de mano con un beso casto. 

El beso indica una relación de amistad entre personas.  No besamos a extranjeros sino a conocidos queridos. También expresa ambos la alegría de ver al otro y la voluntad para perdonar cualquiera ofensa que ha cometido.   Recordamos cómo el padre lo “besó efusamente” cuando su hijo pródigo regresó a casa.  Con un beso uno alienta sobre el otro indicando el deseo de compartir su vida con él o ella.  Por supuesto, el beso en la misa puede ser abusado o malentendido.  Sin embargo, desde los primeros siglos del cristianismo se ha usado para expresar el amor y la unidad.

“Dios es el amor” – dice la Primera Carta de Juan.  No se podría ser el amor si Dios fuera solo.  El amor verdadero siempre tiene un objeto aparte del yo.  Amor a si mismo es realmente una parodia porque divide la persona en dos.  Es realmente solo el orgullo o, mejor, el egoísmo. Cuando Jesús nos instruye que amemos al otro como a nosotros mismo, solo quiere decir que atendamos a las necesidades de los demás como atendemos nosotras propias. 

El amor, que es Dios, ha existido por toda la eternidad. Dios Padre y Dios Hijo siempre han amado a uno a otro con el Espíritu Santo sirviendo como un tipo de beso entre ambos.  Por la enormidad de este amor, se deseaba que fuera compartido con otros.  Así Dios creó el universo para ser destinarios de su amor.  Reservó su afecto más elevado para los seres humanos, quienes creó en su imagen.  Ellos, eso es nosotros, no solo recebimos su amor sino también hemos de imitarlo. 

El evangelio nos indica lo extenso del amor de Dios para nosotros.  Dice que es tanto que dio a su Hijo único para que compartamos en su vida divina.  Dios no recibe nada para sí mismo en esta muestra enorme de amor.  Pero como cualquier Padre quiere que todos sus hijos compartan lo que tiene.  Si queremos agradarlo, que hagamos lo mismo.  Eso es que amemos no solo a nuestros familiares y amistades, sino a todos.

Existe una palabra hebrea para el amor de Dios que todos los estudiantes de la Biblia aprenden.  Aparece en la lista de adjetivos que se presenta en la primera lectura.  Hesed es amor fiel, generoso, e inmerecido.  En este Solemnidad de la Santísima Trinidad queremos declarar que el Padre es hesed, que el Hijo es hesed, y que el Espíritu Santo también es hesed.

No hay comentarios.: