El domingo, 12 de enero de 2025

 LA FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

(Isaías 42:1-4.6-7; Hechos 10:34-38; Lucas 3:15-16.21-22)

Hay diferentes opciones para la primer y la segunda lectura de la misa hoy.  Los que hemos escuchado recalcan el tema de la misión.  Junto con el evangelio, nos dan un sentido de la misión que Jesús ha llevado en el mundo.

La primera lectura proviene del primer Canto del Siervo encontrado en el Libro del Profeta Isaías.  Leemos los cuatro Cantos del Siervo durante la Semana Santa porque el siervo anónimo prefigura al Cristo doliente.  El primer canto indica que el siervo será una "luz a las naciones" por demostrar la justicia de Dios.  Su misión para hacer el bien por todos sin lastimar a nadie brindará la paz al mundo.

El evangelio hoy hace hincapié en la presencia del Espíritu Santo a Jesús después su bautismo.  Ya tiene los medios para cumplir la profecía que Simeón hizo en el Templo: que Jesús es “luz de las naciones”.  Por la mayor parte, pero no completamente, la misión de Jesús será limitado a los judíos.  Sin embargo, sus discípulos llevarán su Espíritu a todas partes del mundo.

Los Hechos de los Apóstoles cuentan del comienzo de la acción misionera al mundo de parte de los cristianos.  La lectura de los Hechos hoy muestra a Pedro predicando a Cornelio, un no judío, en Cesarea al norte de Israel.  Impulsado por el Espíritu Santo, Pedro ha dejado a Jerusalén para comenzar la misión a los griegos.  Su mensaje es la paz entre las naciones por medio de Jesucristo que murió por todos.

Somos bautizados en el mismo Espíritu que Jesús dejó a sus discípulos.  Debemos preguntar: ¿Qué es nuestra misión?  ¿A quiénes hemos sido enviados? Ciertamente, no somos bautizados simplemente para que alcancemos la vida eterna.  Pues, es precisamente en cumplir la misión de Jesús que merecemos ver el Reino de Dios. 

En primer lugar, estamos enviados a nuestras familias y comunidades para enseñarles la justicia.  Las madres que cuentan a sus hijos que siempre hagan la cosa justa, que no importa lo que hagan los demás, están cumpliendo la misión de Jesús.  Por supuesto, nuestros consejos se probarán vacíos si no demostramos la justicia en cada una de nuestras acciones, aun aquellas no vistas por nadie.  En la película destacando la vida de Santo Tomás Moro, el protagonista dice a un joven ambicioso que podría ser un maestro excelente.  Desilusiona con el consejo, el joven responde a Moro: “¿Y quién se dará cuenta de mi servicio?”  El santo le replica: “Tus estudiantes, tú mismo, y Dios: no es mala audiencia”.  A propósito, Moro siempre hizo lo justo hasta aceptar el martirio por no asentir a una ley declarando el rey como jefe de la Iglesia en Inglaterra.

Es muy posible que nunca tengamos la oportunidad de ser misioneros al extranjero como San Pablo.  Pero esto no quiere decir que no tengamos una misión.  Viviendo la justicia y enseñando a los demás cómo hacerlo constituyen una misión necesaria como es ir a la África para evangelizar.  Cristo nos ha impartido el Espíritu Santo para que la cumplamos bien.