El domingo, 12 de mayo de 2019

CUARTO DOMINGO DE PASCUA

(Hechos 13:14.43-52; Apocalipsis 7:9.14-17; Juan 10:27-30)


Hace cuatro años el video horrorizó al mundo.  Mostró a veintiún cristianos cópticos ser degollados por miembros del Estado Islámico. Todavía el recuerdo del evento crea el ultraje entre las naciones del Oeste.  Sin embargo, las familias de las víctimas quedan con otro sentimiento.  Particularmente las madres se sienten orgullosas.  Pues saben que sus hijos ha logrado la dicha de estar con Jesús en la gloria. 

Se basa su confianza no sólo en la doctrina cristiana sino también en sus experiencias.  La madre del mártir Ezzat sufrió derrame fuerte después del martirio.  Entonces su hijo junto con San Jorge le vino en sueño. Puso sus manos en ella, y ella se sanó.  La casa de la madre de Gaber, otro mártir, resonó con voces cantando “aleluya” durante su muerte.  Sus vecinos musulmanes más tarde confirmaron este suceso extraordinario.  Una mujer musulmana pidió la ayuda de la madre de Essam, otro mártir.  La cristiana dio a la musulmana una camiseta llevando la foto de Essam con corona de mártir superpuesta.  Desde entonces la mujer previamente estéril concibió dos veces. 

La segunda lectura nos da imagen de los mártires cristianos viviendo en la gloria.  Muestra a los hombres y mujeres que dieron sus vidas como testimonio de Cristo.  Los mártires llevan vestidos inmaculados significando como todos sus pecados les fueron lavados.  Tienen en sus manos las palmas para alabar al Cordero, que es Cristo.  Todos están contentos porque se han llevado a las fuentes del agua viva.

En el evangelio Jesús dice que sus ovejas lo escuchan y lo siguen.  Significa que él nos llama a ser mártires.  Somos para dar testimonio de él como Salvador del mundo.  No es necesario que derramemos sangre sino que demostremos a los demás su amor.  Lo hacen las madres cuando defienden la vida contra aquellos que reclaman el derecho de la mujer para abortar a su hijo.  Particularmente cuando aceptan con agradecimiento a un hijo con incapacidad como el síndrome de Down muestran la dignidad de vida humana.  También las madres dan testimonio a Cristo cuando llevan a sus hijos a la iglesia para la misa dominical y cuando rezan con ellos en casa diariamente.  Asimismo dan testimonio por apoyar a los necesitados en cuanto posible.  Tal vez puedan hacer los sándwich con el grupo de la parroquia.

En la primera lectura Pablo y Bernabé se marchan de Antioquía llenos de alegría.  Fueron castigados por dar testimonio a Jesucristo.  Como las madres de los mártires cópticos, los apóstoles saben que su destino es la gloria cuando sufren por Dios. No van a cesar dando este testimonio por nada. 

Hoy celebramos el Día de la Madre en los Estados Unidos.  La publicidad nos sugiere muchos regalos para felicitar a nuestras madres.  Pero lo que les hace contentas al máximo no es nada comprado.  Sobre todo nuestras madres quieren que seamos mártires.  No es que quieran que derramemos la sangre. Pero sí quieren que demos testimonio a Cristo por nuestras obras de amor.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias padre Dios siga derramando sabiduría su gracia en su ministerio, unos siga formando a nosotros

Sabiduría de los Santos dijo...

A traves de sus homilias no lo siento tan lejano. Siempre cerca de nosotros y aun a distancia aprendiendo de usted y su amor a Cristo y nuestra iglesia. Ya mas de 3 años que sigo compartiendo sus homiliad en FB. Gracias Padre.
Maribel