El domingo, 26 de enero de 2020


TERCER DOMINGO ORDINARIO

(Isaías 8:23-9:3; I Corintios 1:10-13.17; Mateo 4:12-23)


Dice el evangelio que Jesús “se retira a Galilea”.  No es cierto si pensamos en “retirarse” como ir para descansar o ir para escapar del trabajo.  Galilea es parte del territorio de Herodes Antipas, el rey que tiene Juan Bautista preso.  Apenas duras iría allá para retirarse.  Más bien Jesús va a Galilea para tomar la antorcha que Juan ha dejado.  Comienza a predicar el mismo mensaje como Juan: “’Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos’”.

Galilea era parte del antiguo Israel, pero no ha sido habitado sólo por los Israelitas por siglos.  En la primera lectura hoy el profeta Isaías lo llama “tierra de sombras”.  Es “de sombras” porque los asirios la tomaron posesión al octavo siglo antes de Cristo.  En el tiempo de Jesús la población es mixta con muchos paganos entre los judíos.  Jesús va a dejar la evangelización de los paganos a sus apóstoles después de su resurrección.  Él se enfocará en los judíos oprimidos en su propia tierra.  Son oprimidos por los romanos que ocupan todo Israel.  Son oprimidos también por los zelotes religiosos que cargan a los sencillos con normas y reglas. Sobre todo son oprimidos, como todos nosotros, por su propio orgullo.  Este pecado construye muros estorbando a la gente del amor cívico que hace la vida rica.
   
En este ambiente Jesús proclamará el Reino no sólo con palabras sino también con obras.  Sus curaciones y exorcismos recordarán a la gente que Dios les ama mucho.  Entonces ellos en torno podrán extenderse a los demás en el espíritu del agradecimiento.  Por eso, se ve Jesús en el evangelio como “una gran luz” de la esperanza.

La cultura americana se ha hecho en un tipo de Galilea, una “tierra de sombras”.  Sí restos del cristianismo quedan pero la cultura desde Canadá a Argentina es más secular que religiosa.  Los cines y la televisión apenas reflejan valores cristianos.  Aun peor el Internet trae a jóvenes imágenes que distorsionan la mente.  En este ambiente la Iglesia tiene que extenderse para reflejar la luz de Cristo.  Lo hace por una enseñanza moral ambos coherente y contundente.  Lo hace por las acciones del Papa Francisco siempre evitando despliegues de lujo.  Lo hace por millones de laicos leyendo sus Biblias y aplicando las lecciones en sus vidas diarias.  Hay una mujer que toma en serio su fe.  Ya retirada como enfermera, ella enseña la religión a niños en diferentes lugares. 

En esta selección del evangelio de Mateo Jesús comienza su misión.  Vamos a verlo en el transcurso del año proclamar el amor de su Padre Dios.  Encontrará el orgullo de la gente pero no lo estorbará por mucho tiempo.  Sus palabras y obras van a liberar a nosotros junto con los judíos de Israel.  Que nos quedemos enfocados en él.

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