El Bautismo del Señor
(Isaías 55:1-11; I John 5:1-9; Marcos 1:7-11)
Se pueden ver “ofertas” en las calles de
cualquiera ciudad latinoamericana. Hay
“ofertas” para comprar carnes, ropas, y jabones. Sin embargo, no se puede aprovecharse de
todas ellas. Tenemos una cantidad
limitada de dinero. Queremos comprar
solo lo que nos vale más. Por esta
razón, la oferta en la primera lectura nos interesa.
El profeta Isaías presenta la alianza nueva que
Dios hace con su pueblo como una oferta en la calle. Dios nos concederá lo necesario
para vivir verdaderamente bien. Dice que
los beneficios de la alianza son más provechosos que “platillos
sustanciosos”. Describe estos beneficios
como si fueran pan, vino, y leche. Pero
son cosas más espirituales: su amor, su protección, y su Espíritu. Mejor que todo, no nos costarán nada. Es una oferta que no debemos pasar por alto.
No tendremos pagar dinero, pero tendremos que
arrepentirnos de prejuicios y secretos prohibidos. Por medio de la pandemia de este año pasado
Dios nos ha dejado huellas de estas faltas.
La dificultad de quedarnos en casa nos ha enseñado cómo nos hemos
distanciado de nuestras familias. La
propagación del virus por asociar libremente con los demás nos ha mostrado el
riesgo de nuestra independencia. Tal vez
la lección más dura ha sido la proximidad de la muerte. Es posible que no tengamos tanto tiempo que
pensábamos para reconciliarnos tanto con Dios como con el prójimo.
Nos parece difícil cumplir los términos de esta
alianza hasta que consideremos su beneficio más maravilloso. Dios nos enviará a Su propio Hijo para
iluminar nuestras mentes y fortalecer nuestras voluntades. La segunda lectura nos enumera tres
testimonios de su presencia. En primer lugar, su bautismo en el agua nos ha
enseñado que realmente ha venido como humano.
Su atención a los pobres nos guiará a la justicia. Segundo, por su crucifixión sangrienta hemos
sido perdonados de nuestros pecados. Ya
no hay razón de angustiarnos de los errores del pasado desde que son
abolidos. Finalmente, el Espíritu Santo
se nos ha suelto a nosotros con la resurrección del mismo Jesús. Por las obras de misericordia hechas por
cristianos en todas partes sabemos del amor de Dios.
El bautismo de Eufemio, un muchacho del quinto
siglo, puede ayudarnos entender la nueva alianza. Es la mañana de la pascua antes de la
alborada. Eufemio y otros catecúmenos
están en el vestíbulo del bautisterio.
Aunque hace frio, se les dice que se desnuden. Entonces Eufemio y sus compañeros están
dirigidos afrentar el oeste donde las tinieblas consumen la luz del sol. Cada uno grita individuamente que denuncia al
rey de las sombras y de la muerte. Entonces se voltean hacia el sol
saliendo. Cada uno profesa su aceptación
del rey de la luz y la vida cuya resurrección ha vencido la muerte. Después de ser cubiertos con olio, entran en
el interior del bautisterio. Miran
arriba hacia el mosaico en el domo. Allí
se retrata Jesús parándose en el Jordán con Juan vertiendo el agua sobre
él. El mosaico tiene también la mano de
Dios Padre apuntando al Espíritu Santo sobre de Jesús en forma de paloma. Al ver esto Eufemio y sus compañeros se dan
cuenta que están siendo formados en la imagen viva de este mosaico.
Uno por uno se mete en el agua. El obispo les pregunta si cree primero en el
Padre, entonces en el Hijo, y finalmente en el Espíritu Santo. Cada vez que responde “si”, el diácono le
empuja para atrás en el agua. Después de
los tres sumergíos, el bautizado sale del agua y se vierte sobre su cabeza en
abundancia olio perfumado. Es vestido en
túnica blanca. Cuando todos terminen
este rito, el grupo de bautizados entra la iglesia. La gente está cantando: “Cristo ha resucitado
de la muerte. Por su muerte ha aplastado
la muerte y ha concedido la vida a aquellos postrados en la tumba”. Ninguno de los bautizados podría negar estas palabras
porque acaba de sentir la fuerza de su realidad.
Hoy en día nuestros bautismos no son tan
dramáticos como lo de Eufemio y compañeros.
Pero la realidad es igual. El
bautismo nos forma en la semejanza de Cristo para que reflejemos su amor en el
mundo.
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